Pymes

Pymes: viva la diferencia

Sebastián Latashen

Sebastián Latashen

Sebastián Latashen

Consultor pyme en EEUU y toda Latinoamérica, profesor en la UBA (Buenos Aires) y la UCP (Corrientes). Fue coordinador de empresas familiares y docente en la UADE.

Harina, agua, levadura, sal y una cucharada de aceite. No importa el gusto de la pizza, estos elementos son imprescindibles para su manufactura. Luego, sobre esta base, agregaremos salsa, queso y los ingredientes que deseemos.

Lo mismo ocurre en las empresas: existen miles de particularidades que definen a quienes las lideran y no hay alguna que prevalezca por sobre las otras. Sin embargo, impera cierta base que necesariamente debe estar para poder gestionarla de modo eficiente y fructífero.

En efecto, la analogía mencionada tiene por objeto invitar a la reflexión acerca de la necesidad que tiene quien dirige una pyme de autoconocerse, en pro de encontrar complementariedades a la hora de buscar socios, sucesores o mandos medios.

De hecho, hace poco el dueño de una organización me consultó para que lo asesore en la selección de un gerente en quien pensaba delegar ciertas funciones. Al respecto, me planteó lo siguiente: “Necesito alguien que piense como yo”.  Ante ese requerimiento y previniéndole acerca de lo que voy a escribir aquí, le respondí: “Donde dos personas piensan igual, una está de más”.

Sin lugar a duda, en una compañía, que el segundo en la línea de mando razone de manera análoga al primero puede ayudar en muchas formas a su buen alineamiento. No obstante, es preciso resaltar que la igualdad de perfiles en los puestos estratégicos de una firma puede significar un potenciamiento de los errores por sobre los aspectos positivos.

Pymes: en la guerra no hay ganadores
Sebastian Latashen. Foto: Spruced Creative.

Por consiguiente, el presente artículo intentará describir algunas características genéricas de un empresario, para que el lector las evalúe y determine con cuales cumple y cuales precisa integrar por medio de otros perfiles.

Para empezar, debemos clasificar a los atributos de conducción en cuatro factores. A saber: motivacionales, comportamentales, físicos e intelectuales.

Los primeros, es decir, los MOTIVACIONALES, corresponden a la avidez de logro o aprobación social, a los beneficios monetarios buscados y al deseo de independencia o de evasión de ciertas situaciones incomodas. En ese tenor, la técnica de preguntarse siete veces ¿para qué se hace lo que hace? es una manera de detectarlos.

Asimismo, los rasgos COMPORTAMENTALES se vinculan con las actitudes y las aptitudes. Suponen el desarrollo de habilidades blandas. Las mismas incluyen el liderazgo, la iniciativa, la flexibilidad, la honestidad, la capacidad de generar relaciones, la tolerancia a la incertidumbre, la organización, el sentimiento de urgencia, el oportunismo, la perseverancia y la orientación a metas.

Las cualidades FÍSICAS, por su parte, implican un alto nivel de energía. Además, invitan al cuidado de la propia salud. En este mismo talante, cabe mencionar a las habilidades INTELECTUALES. Estas suponen dotes como capacidad de concentración, aprendizaje continuo y la posibilidad de realizar varias tareas a la vez. Al mismo tiempo, abarca a la imaginación, al conocimiento del negocio, a la capacidad de solución de problemas, a la toma de decisiones, a la inteligencia emocional y a la destreza conceptual.

En este sentido, recuerdo a una firma con más de 600 empleados a la que asesoré hace muchos años. En ella se centralizaban todas las decisiones estratégicas y operativas en el dueño y en un apoderado quien, entre otras cosas, era la única persona habilitada para decidir las sanciones disciplinarias.

En consecuencia, al no haber un proceso estandarizado de supervisión de las actividades y al primar el autoritarismo en la dirección, la recarga de funciones predisponía a este personaje a ser arbitrario, castigando a sus subordinados en función a su estado de ánimo. El resultado fue una tasa de renuncia del 50% en todos los sectores operativos de la firma, imposibilitando de este modo la conformación de equipos sostenibles de trabajo en cualquier proyecto a largo plazo.

Pymes: viva la diferencia.
Herramientas de gestión para pymes.

Para abordar esta problemática, trabajamos en conjunto en el reconocimiento de los aspectos exacerbados y los ausentes en ambos jefes, estableciendo los efectos negativos de estos y un plan para compensarlos, ya sea desde el mismo esfuerzo y capacitación de los líderes, o desde la contratación de nuevos colaboradores.  Hoy en día, esta empresa cuenta con la rotación promedio en la industria y logró desarrollarse y distinguirse a partir de sus valores.

Con todo lo antedicho, estimado empresario pyme, le propongo que visualice con cuales de los caracteres   se siente identificado y evalúe los que tiene su socio o mano derecha, en orden de conocer si encuentra en él un complemento o tan solo un propio clon.

Así, comprométase con la búsqueda de pluralidad en las decisiones de su compañía, pues la exigencia actual de flexibilidad en el mundo de los negocios es tan notoria que planteárselo resulta convocante. Ya lo dijo Malcolm Forbes, histórico editor de la revista homónima especializada en negocios, “La diversidad es el arte de pensar independientemente juntos”.

Inversor Digital

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