Existe una serie de preguntas existenciales a las que la mayoría de los seres humanos nos exponemos alguna vez.Una en particular a la que todos nos vimos enfrentados a muy temprana edad, tal vez de las primeras que nos hacen nuestros padres y luego otros adultos: ¿Qué querés ser cuando seas grande? De niños, no suele ser difícil dar una respuesta. Deportista, bombero, doctora, maestro, youtuber o influencer; todo vale al momento de soñar. Lo arduo es llevar esa fantasía a la realidad.
Ahora bien, si se le solicita a un empresario pyme que responda al cuestionamiento de qué quiere que sea su empresa cuando crezca, nos encontramos con dos situaciones posibles: una, poco probable, es encontrarse con una réplica concreta, clara y compartida por todos sus colaboradores. Otra, la más plausible, es que este salga del paso con una solución más bien genérica, comparable a las mencionadas contestaciones infantiles.
Lo paradójico es que, tal vez, algunos terminen siendo reales atletas en sus negocios, atajando penales del fisco, corriendo maratones para cubrir cheques o remando contra la corriente del día a día. Y otros se vuelvan cuasi bomberos, apagando los incendios de los clientes. También, no son escasos los que se tornarán policías, buscando ladrones dentro de su empresa, o jueces, intentando “impartir justicia” ante circunstancias de ineficiencia o de bajo desempeño.
Resulta que, muchas veces, los empresarios no tienen la menor idea de que quieren ser, a donde quieren llegar o, al menos, qué significa crecer como compañía. Sin embargo, estas nociones son las que los acercarán a la construcción de una verdadera VISIÓN EMPRESARIAL, aquella declaración que, junto con la misión y los valores, definen a la pyme, plantean su filosofía y describen su cultura.
¿Cómo se construye una visión empresarial?
A continuación, propondré algunas preguntas fundamentales, aplicables a cualquier industria, a responder antes de esbozar finalmente la manifestación de la visión de una empresa:
Así, las cuestiones elementales a tener en claro como emprendedores son: ¿hacia dónde voy? ¿Cuál debe ser el futuro ámbito de actuación de mi firma? ¿Qué acciones serán clave en el porvenir de mi organización? Estos interrogantes comienzan a proyectarnos en cuales industrias trabajaremos, más allá de donde lo estemos haciendo en esa etapa. Entonces, puede que una compañía se dedique en un principio a algo distinto de eso a lo que aspira, pero si ya se conoce lo que se va a hacer más adelante, mientras tanto fomentará que sus empleados asistan a capacitaciones relacionadas a ello, contratará personal con conocimientos afines, realizará actividades dedicadas a atraer un sector determinado, entre otras cosas.
Es el caso de una pyme de software que, en sus inicios, se dedicaba a vender insumos informáticos varios, pero que siempre supo que su visión era “brindar soluciones informáticas para empresas”. Por ello, desde el primer día se dedicó a construir alianzas con desarrolladores de sistemas, a asistir a cursos especializados y a invertir de manera impetuosa en las licencias necesarias, logrando hoy ver materializada su visión.
Asimismo, es importante plantearse que aportará la propia empresa en tiempos venideros, es decir, cuál será su legado o porqué se la valorará. Para ello, conviene ponerse exiguamente fatalista y pensar si, en el caso que la pyme cierre sus puertas hoy mismo, ¿el mercado la extrañaría? A este fin, sirve recapacitar incluso que valora uno mismo de otras compañías que nos marcaron, en otras palabras, que no pasaron sin pena ni gloria por nuestras vidas. ¿Qué tenían de especial? ¿Por qué podemos recordar su existencia aun cuando ya no están más en actividad? En estas memorias, de seguro encontraremos una conexión con nuestros propios principios y se percibirá la herencia que queremos dejar.
De igual modo, idear la visión empresarial como pyme no requiere solamente de un esfuerzo introspectivo. Implica además observar el contexto y detectar cuáles de las variables del entorno van a prosperar. Estas pueden ser relativas a los consumidores, competidores, abastecedores, instituciones públicas, gobiernos locales y nacionales, macroeconomía, etc. Dicha información nos ayudará a descubrir oportunidades de crecimiento para la empresa, a la vez de entender cuáles deberían ser sus ejes competitivos críticos para ese escenario posterior.
Es el ejemplo de una pyme del NEA dedicado a proveer servicios cartográficos a los agrimensores. Cuando su fundadora tomó la decisión de instalar su local, deliberadamente se ubicó donde ella tenía el dato de que se mudaría Catastro de su provincia, sacando de esta manera una gran ventaja a sus rivales.
En tal caso, una vez terminado este cuestionario, debemos distinguir las afirmaciones que prevalecen. Esto es, rescatar las ideas que se destacan por su prevalencia o por su estrecha vinculación con los valores de los dueños.
Por tanto, si en las manifestaciones se encuentran mayoritariamente frases vinculadas al “liderazgo” y sucede que este es un valor que el propietario desea para su cultura organizacional, puede ser que su visión empresarial sea la de “ser líder en su industria”.
Habiendo arribado a ese hallazgo, es la ocasión de empezar a elaborar un slogan que lo sintetice, a modo de declaración. Esta expresión no debe tener más de diez palabras, a fin de ser captada fácilmente y ser retenida por la clientela, así como por la totalidad de los miembros de la organización sin importar su cargo jerárquico y formación. A su vez, es recomendable que el enunciado inspire al equipo planteos y retos, sin dejar de ser realizable.
En resumen, la búsqueda de la visión supone realizarse una serie de interpelaciones proyectivas acerca del negocio y su ambiente. Esta, debe expresar la esencia de lo que se espera que llegue a ser la pyme, dando espacio a la inventiva por parte de quienes forman parte de ella.
Solo cuando se cuenta con la visión declarada, se estará en condiciones de ayudar al niño interior a ser un empresario hecho y derecho, con deseos de llevar a su pyme a la excelencia. Pues, saber “que se quiere ser” es el puntapié inicial de toda proeza. Ya lo dijo el padre de nuestra patria: “serás lo que debas ser, o no serás nada”.