El poeta, novelista y dramaturgo francés Víctor Hugo (1802-1885), es considerado uno de los grandes escritores que marcaron la historia de la literatura del siglo XIX. Fue también un intelectual comprometido, ganándose por ello tanto la admiración de sus contemporáneos como la de autores modernos. El genio autor de “Los miserables” dijo una vez: <<El éxito no se logra por cualidades especiales, es sobre todo un trabajo de constancia, de método y de organización >>.
Totalmente de acuerdo con el creador del adorable jorobado de Notre Dame Quasimodo, los empresarios pyme no deben integrar un conjunto selecto de visionarios tocados por la varita mágica o infundidos por un haz de buena fortuna para prosperar en sus proyectos. Al contrario, quienes nos inspiran con sus innovadoras ideas y propuestas no son parte de una elite ni de un grupo elegidos. Son más bien personas como cualquier otra, con la particularidad de que han perfeccionado ciertas cualidades que todos los seres humanos podemos desarrollar: la creatividad, la innovación y la invención.
Siguiendo esta lógica, las características fundamentales de los emprendedores no son exclusivas a los excelentes oradores de las charlas TED ni a los extravagantes personajes de los casos de Harvard. De ser así, el resto de las iniciativas deberían limitarse a imitar todas las propuestas de triunfo probado o, lo que es más grave, a lanzarse a mociones impulsivas, sin análisis previo que, al contrastar las expectativas ambiciosas con los resultados modestos de la realidad, anularía toda inspiración posible.
Por ello, la creatividad, la innovación y la inventiva no se restringen a un logo, una decoración llamativa o una sala de juegos en medio de la oficina, ni mucho menos a copiar lisa y llanamente las célebres estrategias de marketing desarrolladas para otros públicos. Esto no significa que los líderes de una PyME no puedan y deban buscar estas competencias de modo incansable, viendo luz donde otros no la ven y proyectando a futuro con la pasión que los caracteriza.
Pero… ¿Cómo puede uno saber si cuenta con algún proceso/producto o servicio creativo en su PyME? ¿Cómo se analiza una idea para saber si es innovadora? ¿Es posible innovar en el negocio propio?
En esta columna abordaremos estos conceptos a fin de que cualquier emprendimiento pueda perseguir las tres nociones mencionadas.
Comencemos diciendo que la generación de una verdadera situación de negocio tiene tres etapas: la primera es la Identificación de la idea de acción. Le sigue la evaluación de esta y, por último, la conformación de la oportunidad propiamente dicha. Cada una requiere condiciones muy diferentes, aunque la última fase tiene dos elementos de apoyo: creatividad e innovación.
En ese marco, la CREATIVIDAD es el poder de resolver los problemas difíciles, generar ideas, abrir nuevas fronteras intelectuales, transformar organizaciones agónicas en otras vivas y dar lugar a la productividad. En consecuencia, es una parte natural del ser humano, existe en todas las personas, con diferentes niveles y estilos. Además, es una actividad con implicaciones sociales, es decir, su creación debe ser valorada por otros.
Cabe destacar que, si bien la creatividad implica originalidad, esta condición por sí sola no garantiza productividad. Para explicarlo mejor, si una persona saliera mañana a caminar por el centro de la ciudad de Sáenz Peña con una galera de colores, se la podría considerar original, no obstante, su arrojo no demostraría en principio que fuese una idea productiva para alguien.
Igualmente, la creatividad forma parte de un trabajo orientado a la acción. En otras palabras, una idea debe ser implementada para que pueda ser apreciada como creativa. Para ello, cabe determinar las actividades implicadas, costos, recursos humanos y físicos, tiempos, riesgos y procesos por los cuales esos pensamientos se integran al mercado y se ofrecen como bienes adquiridos. Por consiguiente, es dable convertir el plan en negocio. A su vez, es menester contar con conocimiento del mercado, mentalidad práctica y orientación empresarial. En definitiva, la creatividad es el sustento de la invención e innovación.
En cuanto a la INNOVACIÓN, esta corresponde a la capacidad de generar una modelo útil y único. Por lo tanto, es el momento en el cual se encuentra una nueva línea de acción. Se funda en la búsqueda de múltiples formas de solucionar un problema o atender una necesidad, debiendo estas ser fluidas, abundantes, múltiples y variadas.
Por último, la INVENCIÓN se refiere al hecho de llevar a la realidad una idea creativa. Es de hecho un acto creativo. Retomando a Víctor Hugo, es fundamental entender que <<El mundo no es arrastrado por máquinas, sino por ideas>>. Pero, si la idea no se materializa, nunca traspasa el umbral dialéctico. Necesita entonces de decisiones que la hagan viable.
Al respecto, hace poco, una panadería que asesoro decidió volcarse de lleno al marketing digital a través de un perfil empresarial en la red social Instagram. Sin embargo, al no disponer de presupuesto para contratar a un community manager, la propietaria se ocupó personalmente de sacar las fotos de sus manufacturas, publicarlas y escribir los posteos.
El problema fue que, con el pasar de las semanas y a pesar de interactuar con el público y aumentar el número de seguidores, el negocio no concretaba ventas mediante ese canal. Frente a este panorama, la empresaria estaba a punto de frustrarse, cuando tuvo el impulso de llamar a la radio local más escuchada de su ciudad y, tras participar de la consigna del día y empatizar con el conductor, se animó a contar su historia como emprendedora.
Ante esta acción, el periodista instó a sus oyentes a seguir a la cuenta del comercio, multiplicando por 10 a su público en tan solo un día. Con el afán de aprovechar la ayuda recibida, esa misma semana, la panadera publica sorteos, transmitió en vivo su proceso productivo y mejoró el packaging de sus productos para que los clientes los posteen y recomienden. Como resultado, en la actualidad las ventas por el canal online representan el ochenta por ciento de sus ingresos. Asimismo, la producción debió ser aumentada y se debió sumar personal dedicado al canal electrónico.
El caso descrito recuerda otra frase del citado Víctor Hugo que reza <<No hay ejército que pueda detener la fuerza de una idea cuando llega a tiempo>>. Pues, pone de manifiesto muchas de las particularidades creativas mencionadas más arriba: la Identificación de una idea, la conformación de una oportunidad y el correlato en productividad, el contagio social, la puesta en marcha y el desarrollo de un esquema eficiente, eficaz y viable.
En conclusión, estimado empresario pyme, no hace falta ser un iluminado para ser exitoso. Alcanza simplemente con revisar en el interior de la propia empresa, identificar un producto estrella, algún proceso clave o una idea potable y medir el hallazgo en función de los elementos de la creatividad, innovación e inventiva descritos. Pues, cuanto más se acerque a estos criterios, más cerca se estará de poseer de una ventaja competitiva perdurable. El desafío está allí, en convencerse de que se puede ser creativo, aportar algo más, distinto a lo que ya existe y con valor. Ese es el primer gran paso y de seguro que el mercado lo reconocerá.
Como bien expuso el literato francés: “Hay muchos nombres para el futuro. Inalcanzable, se llama para los débiles. Lo desconocido, para los temerosos. Para los valientes es una oportunidad”.