Finanzas

Por qué la carencia de financiamiento es la traba más importante que tienen las economías del NEA

Por Tomás Semhan

Tomás Semhan

Redactor en Inversor Digital, Politólogos al Whisky y Escenario Mundial. Apasionado por la economía, las finanzas y la sociedad. Más sobre el autor.

El mundo está atravesando una revolución financiera. La invención de la tecnología Blockchain -y la consecuente aparición de las criptomonedas- generó una transformación al posibilitar la existencia de mecanismos financieros descentralizados, en contraposición de la moneda FIAT, que es creada por los gobiernos y sus bancos centrales. En el país hay novedades para el comerciante: la masificación de los sistemas de pago electrónicos, como Mercado Pago o Ualá, provocan una digitalización de la venta minorista que puede significar un preludio a una potencial bancarización de la hoy economía informal. Sin embargo, en el aspecto financiero la economía Argentina sigue en los prolegómenos de la economía global.

Para entender el tópico que se quiere traer a colación primero hay que dejar en claro ciertos conceptos: los agentes económicos necesitan financiamiento productivo, es decir, capital con el cual incentivar la producción de la organización. Esto puede lograrse con la compra de maquinarias; el incremento de la planta de personal; la innovación en los procesos tecnológicos; y la capacitación y perfeccionamiento de los recursos humanos, entra otras alternativas. Todas opciones atractivas, pero con el mismo interrogante a resolver: ¿cómo hacer para conseguir el financiamiento necesario?

En primer lugar, se puede acceder a través de las utilidades de la propia empresa, es decir, las ganancias que esta genera en un periodo económico dado. Su principal ventaja es que conforman los recursos genuinos de la misma y no se debe pagar una prestación extra o interés por usarlas. La desventaja es que las ganancias netas de una empresa (el resultado de los beneficios que genera menos sus gastos) no suelen ser tan abundante como para permitir una potente inversión a largo plazo. Es casi imposible para una empresa explotar todo su potencial en base a auto-financiamiento, porque en periodos de inestabilidad económica como el actual, las utilidades de una empresa pueden que apenas cubran los costos, o incluso, presenten perdidas. Esto lleva a forzar a acotar los gastos, por ejemplo, reduciendo el personal o la calidad en los productos, lo cual termina provocando una merma en la productividad de las organizaciones.

Aún descartada la inversión propia como única forma de financiamiento, nos quedan otras dos alternativas: el mercado de capitales y el crédito interno. Sobre la histórica debilidad del mercado de capitales Argentino se podría escribir un artículo aparte. Para no explayarnos de sobremanera vamos a reducirlo a decir que el mismo es muy limitado, tanto en tamaño como en complejidad. Según datos de 2019, solo 91 compañías cotizan en la Bolsa Argentina, conformando una capitalización bursátil (valor total las acciones de una bolsa de valores) de $39,39 billones de dólares, representando apenas el 8,7% del PIB. Basta con compararlo con nuestros pares de Latinoamérica para entender que esos números resultan insuficientes. En el mercado bursátil Brasileño cotizan 345 empresas, conformando una capitalización de 988,37 billones de dólares (casi 25 veces más que la Bolsa Argentina) y representando el 68,23% del PIB. En Perú cotizan 199 empresas, conformando una capitalización de 87,09 millones usd, es decir, el 43,18% y en Chile, cotizan 194 empresas, con una capitalización de 184,55 millones usd, el 73,02% del PIB. Podemos notar con preocupación que incluso las bolsas de valores de países con económicas más chicas en PIB que la Argentina como Perú y Chile tiene un mercado de capitales más desarrollado que el de nuestro país. Por lo tanto, el mercado de valores como forma de financiamiento para la inversión productiva queda relegada para las poquísimas empresas que pueden acceder a la misma, principalmente bancos y empresas ubicadas en la región pampeana, que es la zona más rica y productiva del país.

Por qué la carencia de financiamiento es la traba más importante que tienen las economías del NEA
Fuente: The Global Economy

 

Como resultado, nos queda una ultima alternativa para la financiación: el crédito. Las economías desarrolladas tienen la tendencia a prestar gran cantidad de dinero al sector privado. Es lógico, son los que generan bienes y empleos para la población, permitiendo el funcionamiento adecuado del ciclo económico. Un ejemplo de esto son las dos economías más grandes del mundo. En EEUU el crédito interno al sector privado representa el 216,6% del PIB y en China el 182,9%. Sin embargo, nuevamente la economía Argentina queda en el debe en este apartado. Según los últimos datos del Banco Mundial, el crédito interno al sector privado solo representa el 16,0% del PIB. Comparando con los países antes citados, en Brasil representa el 70,0% del PBI, en Chile el 124,6% del PIB y en Perú el 55,2%. Podemos notar como nuevamente los países limítrofes se encuentran mejor conceptuados al momento de proveer recursos a sus agentes económicos en base a crédito. La problemática no solo es la poca disponibilidad de crédito, sino el costo del mismo. La gran presión tributaria que caracteriza la economía Argentina compone el 44% del Costo Financiero Total de los préstamos bancarios a empresas y privados, según un informe del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de la Fundación Mediterránea. Por consiguiente, el acceso al crédito como forma de conseguir financiamiento productivo se torna cada vez más difícil, debido a su alto costo y su poca disponibilidad.

Por qué la carencia de financiamiento es la traba más importante que tienen las economías del NEA

Donde más se puede notar estas deficiencias es en el NEA, es decir, en las provincias de Corrientes, Chaco, Misiones y Formosa. La excesiva dificultad para conseguir financiamiento con el que incentivar actividades productivas provoca la debilidad en el sector privado en esta región. Un ejemplo de esto es la diferencia entre el empleo público y el empleo privado registrado, primero comparado con las principales provincias de la región pampeana, es decir Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires, para a posteriori compararlo con la situación de nuestras provincias. En Córdoba cada 100 habitantes hay 5 empleados públicos y 12 privados, es decir hay poco más de 2 trabajadores privados cada 1 publico. En Buenos Aires hay 15 empleados privados cada 7 empleados públicos, casi la misma proporción que en Córdoba. Se repite si tenemos en cuenta Ciudad Autónoma de Buenos Aires con 20 empleados privados registrados cada 10 empleados públicos, y Santa Fe que tiene 7 empleados públicos cada 14 privados. Es decir, en las principales provincias de la región pampeana, que también son las provincias más ricas del país según producto geográfico bruto, hay en promedio 2 empleados privados registrados por cada 1 empleado público. En estas provincias además es donde se presenta la actividad financiera más pujante, impulsada por los Bancos y por las Bolsas de Comercio de Buenos Aires, Córdoba y Rosario, las más grandes del país. Podemos notar la correlación entre una fuerte presencia de financiamiento con el florecimiento de una rica actividad privada.

Hablando del NEA, Corrientes presenta la proporción de 10 empleados públicos cada 7 privados registrados en 100 habitantes, Formosa 8 públicos contra 6 privados, Misiones 11 públicos cada 9 privados y Chaco 10 públicos contra 7 privados. Es decir, en todas las provincias del NEA el empleo público supera el salario privado registrado. De estas cuatro provincias la única con una bolsa de comercio es el Chaco, por lo tanto, la mayoría del financiamiento lo deben proveer los bancos provinciales locales, que tienen que otorgar crédito de forma limitada para no poner en duda su solvencia a largo plazo.  Por lo tanto, es necesario señalar la carencia de financiamiento como el problema angular para poder crear un sector privado fuerte en las provincias del NEA.

La inexistencia de un sector privado potente genera como consecuencia indirecta una fuga de recursos humanos cualificados a provincias más prosperas económicamente. Según un informe de la UNNE hay carreras donde el 80% de sus egresados no consigue trabajo. Profesionales recién egresados con mucho potencial de universidades como UNNE, UNaF, UNCAus o UNaM termina sus estudios de grado y no tienen un sector productivo que los reclute e inserte al mercado laboral, provocando que opten por buscar oportunidades fuera de sus provincias natales, donde hay mercados laborales más amplios y aptos para desarrollar las habilidades de estos nobeles egresados.

A lo largo del artículo hemos descripto al déficit de financiamiento como la principal dificultad de la economía Argentina, y cómo estas dificultades golpean más duramente en el NEA, donde las provincias encuentran millones de problemáticas para desarrollar un sector productivo acorde. Solo nos queda imaginar el escenario contrario: cómo florecerían comercios, empresas e industrias si le diéramos las oportunidades para hacerlo. Cómo explotarían las grandes posibilidades empresariales que se encuentran en las arroceras de Corrientes, las azucareras de Misiones, los ganaderos de Formosa o las algodoneras de Chaco. Sin embargo, hasta que la economía Argentina no otorgue las condiciones macroeconómicas estables que permitan un adecuado desarrollo de los sectores financieros, para que estos puedan conceder las inversiones necesarias a todas estas actividades productivas, las posibilidades seguirán siendo posibilidades a perpetuidad.

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