El auge de las Leliq y el festival de deuda en pesos del Tesoro deja escaso margen para que crezca el crédito a privados. La suba de las tasas no impacta en la desaceleración de precios.
Los depósitos a plazo de empresas y ahorristas al 19 de octubre totalizaban $ 6,8 billones con un crecimiento de 8% en 30 días.
La suba de tasas tuvo su impacto en este segmento con las Leliq rindiendo una tasa efectiva cercana al 108% anual que se traslada a los rendimientos de los plazos fijos, del orden del 70% anual para las colocaciones en 30 días.
En teoría, la intención, con la suba de las tasas en pesos, es morigerar el incremento de los precios. Pero la inflación sigue su camino. La suba del dólar oficial a un ritmo del 6,5% mensual, el cepo importador y desde ya el auge de los pasivos monetarios del BCRA (pases y Leliq) terminan retroalimentando los precios.
Paradójicamente, la suba de las tasas dispuesta por el Gobierno termina como un boomerang alimentando los precios en lugar de contenerlos.

Del otro lado, el impacto en los créditos es significativo. Las tasas de los Adelantos en Cuenta Corriente pasaron del 51% en julio al 68% en septiembre. Los Personales del 65% al 68% y de las tarjetas de crédito den 52% al 58%. Cuando los montos de los créditos son mayores las tasas son aún más elevadas.
Los préstamos al sector privado sumaban $ 6,5 billones al 19 de octubre. Muestran un incremento de apenas 0,4% en lo que va del mes, 4,1% en 30 días y 43,7% en lo que va del año, por debajo del 66% acumulada de inflación en nueve meses del 2022.
Los depósitos del sector privado subieron a 15 billones de pesos, con un alza de 5,9% en 30 días y de 56% en el 2022.
Las tasas en estos altos niveles juegan un rol en la estabilidad cambiaria. El dólar blue se mantiene estabilizado en torno a los 290-295 pesos con tres meses de estabilidad en los precios. A fines de julio, el dólar MEP había llegado a los $330.
El problema del equipo económico no pasa hoy por la cotización de los dólares financieros sino por el tipo de cambio oficial.
Allí la suba de tasas no tiene impacto sin jugadores haciendo “carry trade”, es decir pasando de dólares a las colocaciones a tasas en pesos. Eventualmente las apuestas se hacen más a los papeles indexados por el CER más que a los depósitos a tasa en bancos.
El sistema financiero en este contexto se mantiene con alta liquidez, tan alta como la exposición al sector público. Un alto porcentaje de los depósitos de los ahorristas termina en las Letras de Liquidez del BCRA o bien en papeles del Tesoro Nacional.
La intención de la entidad monetaria pasa ahora por que los bancos pasen sus tenencias de Leliq a Letras del Tesoro. El diferencial de tasas por ahora no incentiva a esos traspasos, más cuando el riesgo de incumplimientos del Tesoro es mayor al del Banco Central. Así el incremento de los depósitos en bancos no se está viendo reflejado en créditos a empresas y personas.
La demanda de privados desaparece con el nivel de tasas. Por lo pronto, los pesos adicionales en entidades se destinan en gran parte al BCRA, incrementando los pasivos monetarios y por ende, el rojo cuasifiscal. Todo es corto plazo en la Argentina, desde los depósitos hasta los préstamos. El mediano plazo no existe.
Fuente: El Cronista.