En la licitación de ayer del Banco Central, las Leliq a 183 días quedaron desiertas, mientras que los nuevos instrumentos comienzan a sumar más colocaciones. Los bancos buscan mayor cobertura ante la inflación.
Las expectativas de nuevas subas de las tasas de interés están provocando que los bancos se cubran y apuesten por las Notaliq, las Notas de Liquidez del BCRA a 180 días.
Su atractivo es que pagan una tasa variable en función al rendimiento efectivo anual de sus hermanas mayores, las Leliq de corto plazo.
La reciente licitación de papeles que efectuó Miguel Pesce mostró que se adjudicaron $ 47.000 millones en las Notaliq contra los $ 32.000 millones de la semana pasada. En el debut de estos instrumentos, se colocaron $ 249 mil millones.
El mercado apuesta a que nuevamente el BCRA deba subir las tasas el próximo jueves 17, ya con el dato de la inflación de febrero que el INDEC difundirá dos días antes.
Los relevamientos privados muestran que los precios minoristas están aumentando a un ritmo cercano al 4% mensual.
El último REM (Relevamiento de Expectativas del Mercado) que el Banco Central dio a conocer el viernes último reflejó que las proyecciones de consultores y analistas económicos apuntan a un 2022 con inflación de 55 por ciento.
Barreras y estímulos
En la maraña de regulaciones existentes en el sistema financiero, existe una que limita la compra de Notaliq. Los bancos pueden volcarse 100% a este instrumento sólo cuando los plazo fijo de ahorristas que tienen en su cartera representen el 20% del total (incluyendo caja de ahorros y cuenta corriente).
Las tradicionales Leliq no cuentan con esa restricción, al ser papeles de menor plazo.
“El acuerdo con el FMI no soluciona el tema de la Leliq, es decir que mantiene un escenario de inflación alta, controlada. Cuando el próximo gobierno se decida a lanzar un plan de estabilización, va a haber que encarar una solución a las Leliq” señaló a este diario el economista Eduardo Ganapolsky, de Proficio Investment.
El alto déficit cuasifiscal que genera el pago de los intereses de las Leliq y de todos los pasivos remunerados del BCRA en general, es una suerte de emisión a futuro, lo que genera expectativas de inflación elevadas.
“Cualquier tasa de interés sobre los pasivos del BCRA que se pague con más pasivos es inflacionaria”, recuerda el economista Carlos Rodríguez.
La bola y el efecto boomerang
Es lo que sucede con la denominada “bola de nieve de Leliq” y ahora ampliada a las Notaliq.
Una muestra adicional de que el mercado apuesta a nuevas subas de la tasa de interés de referencia del BCRA es que ninguna entidad se muestra interesada por las Leliq a 180 días a tasa fija.
El BCRA debería convalidar un elevado rendimiento en este segmento que incluya esas expectativas para que, recién entonces, aparezcan tomadores de esos papeles.
La paradoja de este enredo monetario en el que se encuentra el Gobierno es que la suba de tasas perjudica a los dos principales deudores en pesos que tiene el sistema financiero: el Banco Central y el Tesoro Nacional.
De hecho con el festival de deuda que tiene previsto lanzar Martín Guzmán en 2022, el sector privado quedará al margen del mercado crediticio.
El “crowding out” una vez más hace de las suyas en la Argentina.