El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos anuncia que no es momento de aumentar la tasa de interés.
El presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, ha dejado entrever este viernes que está dispuesto a comenzar a reducir a finales de 2021 las compras de activos por valor de 120.000 millones de dólares mensuales (unos 101.000 millones de euros), una de las medidas de estímulo usadas para combatir la crisis del coronavirus.
Powell dibujó un panorama de fortalecimiento de la recuperación económica y del mercado laboral, que no ha regresado aún a sus niveles prepandemia, pero sumó 943.000 nuevos empleos en julio y está acelerando a tal velocidad que las empresas no encuentran trabajadores suficientes. Al mismo tiempo, el máximo responsable del banco central estadounidense ha descartado una próxima subida de los tipos de interés para hacer frente a la elevada inflación, que se encuentra en su nivel más alto en más de una década.
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Estas han sido las principales claves que arroja la cita de Jackson Hole, la conferencia anual que reúne a los funcionarios del banco central en Wyoming y que no ha podido celebrarse de forma presencial por la expansión de la variante delta del coronavirus. Powell usó su intervención, seguida de cerca tras 17 meses de pandemia, para dar tranquilidad a los mercados en lo que considera un panorama de franca recuperación. Y los inversores le compraron el mensaje: tras su discurso, las Bolsas europea y estadounidense repuntaron, y el precio del petróleo subió. Powell explicó que en la reunión más reciente de la Fed, celebrada a finales de julio, fue parte de la mayoría que se mostró partidaria de reducir las compras de activos si la economía evolucionaba como estaba previsto.
Powell considera que la inflación está sufriendo efectos temporales que se irán desvaneciendo una vez se consolide la reapertura económica en todos los sectores. “La ventana de 12 meses que usamos para calcular la inflación captura ahora el repunte de los precios, pero no la caída inicial”, dijo. Además, los salarios no están creciendo tanto como para crear un círculo vicioso de aumento de precios, y han empezado a moderarse los precios de los coches usados, muy codiciados por la escasez de vehículos nuevos derivada de la crisis de los chips.
Aun así, el dato de inflación que ahora está sobre la mesa, el 5,4% de julio, es el mayor en Estados Unidos en más de una década. La Fed confía que esta se irá reduciendo en los próximos meses de forma gradual hasta acercarse a la meta del 2%. Y echó la culpa del alza de los precios a la energía y las mercancías debido a la escasez de ciertos productos por los cuellos de botella en el comercio mundial. El tránsito de los consumidores de los servicios a los bienes duraderos es palpable: Powell afirmó que el gasto en servicios sigue un 7% por debajo del umbral previo a la pandemia, mencionando las caídas considerables en restaurantes, vuelos o visitas al dentista. Mientras que el gasto en bienes como muebles, electrodomésticos o coches están un 20% por encima, lo que ha puesto presión sobre la oferta.
El hombre que dirige los destinos de la Fed sostuvo que del periodo transcurrido entre 1950 y 1980 se puede extraer la lección de que en ocasiones una respuesta del banco central “puede causar más daños que beneficios”. “Si el banco central endurece su política económica en respuesta a factores temporales, sus efectos probablemente lleguen después de que se necesiten”, señaló Powell en su mensaje grabado en vídeo. “Hoy esto podría ser particularmente dañino” para un mercado laboral que está saliendo del letargo mientras la lucha contra la pandemia continúa en varios Estados, afectados por el repunte de la variante delta.
Powell, que termina su periodo al frente del banco central en febrero de 2022, dedicó buena parte de su mensaje a la recuperación del empleo, un dato que preocupa a los analistas, pero que en julio presentó un dato muy positivo. “El panorama se ha aclarado considerablemente” gracias a un promedio de 832.000 nuevos empleos en los últimos tres meses, la gran mayoría en el sector servicios. “El ritmo de contratación total es más rápido que en cualquier otro momento de la serie histórica previa a la pandemia”, aseguró.
La crisis, recordó el jefe de la Fed, dejó sin empleo a 30 millones de trabajadores en solo dos meses de 2020. Y puede alentar desigualdades, dado que golpeó especialmente a hispanos, afroamericanos y trabajadores de bajos salarios del sector servicios. La cifra de desempleo es hoy del 5,4% la más baja en los tiempos de la pandemia pero “aún muy alta” para los estándares estadounidenses. Este panorama puede mejorar en las próximas semanas si continúa el ritmo de la vacunación, con el regreso a la escuela de forma presencial de más de 50 millones de menores y, sobre todo, con el fin de las ayudas al desempleo, previsto para la primera quincena de septiembre. “Esto hará que se desvanezcan algunos factores que estarían frenando a quienes buscan trabajo”, aseguró Powell.
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Las previsiones apuntan a un crecimiento de la economía del 7% para 2021 en EE UU, que, a diferencia de Europa, ya ha recuperado el nivel de PIB anterior a la pandemia. Pese al optimismo, Powell dijo que aún queda mucho camino por recorrer y tildó de “inoportuna” una eventual subida de los tipos de interés, en un rango del 0% al 0,25% desde marzo de 2020.
Nuevos nombres en la Fed
El futuro de la Fed y la recuperación en los próximos meses están en manos del presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Cuatro de los siete integrantes del consejo del banco central quedarán vacantes en los próximos meses. La Casa Blanca debe designar los nombres para las plazas que se liberan, que deben ser confirmados por el Senado.
Los analistas se preguntan si Biden apoyará la continuidad de Powell, un exitoso gestor de fondos privados en Carlyle antes de su llegada a la institución. Su gestión ha sido aplaudida tanto por demócratas como por republicanos. En septiembre debe confirmarse si se quedará al frente del banco central para un segundo mandato. Los asesores económicos de Biden, que reconocen el trabajo de Powell, también estudian nombrar un perfil más agresivo en la vicepresidencia, un cargo que Randal Quarles abandona en octubre. Richard Clarida, la mano derecha de Powell, también termina su encargo en enero. Otro asiento que queda por llenar.
Fuente: El País