La velocidad de los cambios en el mundo de los negocios traen nuevos desafíos para los emprendedores. El especialista en negocios y asesoramiento a empresas revela en este espacio valiosas herramientas de gestión para las pymes.
“Depende… ¿Se qué depende? De según como se mire, todo depende“, la estrofa corresponde al estribillo de la canción compuesta por la banda española Jarabe de Palo, publicada en el disco homónimo de 1998. La palabra es repetida una veintena de veces.
Asimismo, un administrador de empresas o consultor empresarial se caracteriza por responder con frecuencia “depende” a las consultas de su cliente ante cada paso que se da en un proceso de cambio. Esto es porque lo que funciona en una organización, en un momento y lugar determinado, puede no hacerlo en otra compañía o en un contexto distinto.
El problema reside en que para la mayoría de los empresarios pyme que desean y necesitan todo “para ayer”, no es fácil entender que no existen las fórmulas mágicas y que a veces es preciso tomarse un tiempo para decidir, ya que la modificación de una realidad obedece a múltiples factores.
Por ello, con el fin de poder implementar transformaciones sin que resulten saboteadas por las incontrolables variables externas o la resistencia interna, este artículo abordará una herramienta útil para definir cómo realizar adaptaciones de tácticas generales dentro de la particularidad de cualquier negocio.
Comencemos diciendo que un cambio organizacional efectivo implica la relación entre varios componentes. A saber: estructura, estrategias, sistemas, estilo, habilidades, personal y metas superiores de una organización. A su vez, estas unidades están interconectadas.
Por lo tanto, es difícil lograr resultados en un área sin que antes avancen las demás. Pero… ¿Cómo se traducen estos componentes a la realidad de la propia organización? Empecemos por la estructura de la empresa. Esta es la organización de personas y recursos.
Así, para definir qué ajustes hacer en ella en pro llevar adelante las mejoras, es fundamental resolver cómo dividir las tareas a modo de coordinarlas. Luego, se debe precisar en donde se pondrá énfasis, en función de la actividad principal que realice la pyme.
En definitiva, es preguntarse cómo conseguir que todo funcione bien. Posteriormente, es menester revisar las acciones que son planeadas por la compañía en respuesta, o como anticipación, a las variaciones en su ambiente.
Esta es la estrategia de la pyme y representa la manera en que una empresa busca generar un valor original y mejorar su posición frente a la competencia.
En cuanto a los “sistemas”, son los procedimientos internos que hacen que la firma funcione. Por ejemplo: presupuestos, softwares informáticos, facturación, pagos y procesos de elaboración de un producto o un servicio que utilizan cada organización.
El cuarto criterio que se debe considerar ante cualquier cambio es la cultura. O sea, los patrones de conducta de las personas que componen la organización. Pues se necesita alineamiento en este sentido para que las propuestas sean llevadas a cabo, en lugar de ser obstaculizadas.
Siguiendo esta lógica, otro aspecto para revisar ante la necesidad de implementar un cambio es el factor humano. Esto debido a que las amenazas más comunes en las transformaciones dentro de las empresas suelen ser las actitudes, la motivación y el comportamiento de quienes las componen frente a los sistemas de evaluación, los escalafones de sueldos, las capacitaciones formales, los valores, etc.
Se torna trascendental para quienes integran la compañía, desarrollar nuevas competencias que les permitan asimilar las variaciones. Es así como las firmas con alto desempeño ponen gran atención en el manejo de la socialización de iniciativas, considerando al personal como un recurso que debe ser nutrido, desarrollado, protegido y asignado debidamente para realizar innovaciones.
Del mismo modo, es esencial contemplar el impacto de las novedades en los atributos particulares de una empresa. Esto es, evaluar si la actividad principal se verá afectada. Para tal labor se necesita comprender qué es lo que mejor se sabe hacer, cuáles son las propias fortalezas, ventajas competitivas, competencia central y habilidades naturales.
Por último, es fundamental que todos los miembros de la organización tengan en claro la meta superior de la misma. Me refiero a aquellos conceptos que sirven de guía para el quehacer diario, como la misión, visión, valores y la propuesta de valor. Las declaraciones de para qué estamos, cómo somos y qué queremos ser cuando dejemos de ser una pyme y pasemos a ser una gran empresa orientan las ideas fundamentales y brindan nociones de una dirección futura que facilita cualquier reforma.
Ahora bien, el orden de los elementos aludidos no tiene punto de partida ni jerarquía. Entonces, ¿por dónde se debería empezar? ¿Qué se aconsejaría considerar primero a la hora de implementar un cambio? He aquí nuestra palabra estrella: depende. El desafío para el empresario pyme será desarrollar la habilidad de centrarse en las dimensiones que resulten significativas para la evolución de su compañía. Para entender un poco más, pongamos por caso una mediana empresa de retail del rubro indumentaria.
La misma, designó a un joven profesional sin mucha experiencia como gerente de una de sus tiendas más viejas. Los antiguos empleados de este local contaban con un escaso conocimiento de presentación de productos, exposición de los maniquíes y atención al cliente.
Esto derivaba en una alta insatisfacción del público y una baja reiteración de compra. Ante la llegada del inexperto gerente a la sucursal, el personal en cuestión no se sintió confiado ya que fallaba al transmitir el liderazgo necesario para dirigir la tienda. Esta demás decir que todo cambio que intentaba establecer este joven profesional se veía frustrado por el equipo.
En este contexto, si se cuestiona qué de lo antedicho estaba fallando en esta empresa, se puede decir con certeza que se trataba del capital humano, ya que aun con una estructura y una estrategia adecuada, las mociones fueron resistidas por un personal poco capacitado y un líder con escasas habilidades.
Actualmente, esta compañía contrató a un consultor externo que se ocupa de analizar la situación de forma imparcial, se encarga de capacitar al gerente sobre las cualidades de un buen líder y a todo el equipo acerca de herramientas de marketing para atraer y retener a los clientes.
Se espera así que, en el mediano plazo, esta filial comience a implementar los cambios necesarios adecuadamente para que, cuando el contexto mejore, estén listos para trabajar. Antes de finalizar, me gustaría comentar la anécdota contada por uno de los miembros fundadores de la banda mencionada al principio quien, al explicar el nombre de su grupo, contó que de pequeño y ante sus travesuras, su padre le amenazaba con darle “jarabe de palo” para que cure su mal comportamiento.
Amenaza que, por supuesto, nunca surgió el efecto esperado. En analogía con este relato, estimado empresario pyme, te invito a pensar que para que un cambio sea genuino y exitoso, no sirve el jarabe de palo. Como demuestra el ejemplo citado, es necesario tener en cuenta todas las variables mencionadas en este artículo para que las iniciativas lleven a los resultados deseados.