Según supo Ámbito, la decisión sobre la suba de tasas ya está tomada. Lo que resta definir es la magnitud del ajuste, que se terminaría de afinar en las próximas horas. Para ello, los directores de la entidad pondrán sobre la mesa de discusiones la cifra de inflación de marzo -la más alta en la gestión de Alberto Fernández-, que determinará la inercia, y los datos de alta frecuencia del IPC de abril, que revelarán en qué medida viene desacelerando el ritmo inflacionario.
El diario Ámbito pudo saber, a partir de personas al tanto de las discusiones, que el incremento rondará los 2 puntos porcentuales, con cierto margen hacia arriba y hacia abajo que terminará de resolverse en la reunión. Esto llevaría la tasa nominal anual a alrededor del 46,5% y la tasa efectiva anual del 54,89% a cerca del 57,8%.
Un reciente sondeo de Reuters entre operadores y analistas mostró que el mercado esperaba que el BCRA subiera en abril al menos 150 puntos básicos su tasa de referencia a un rango mínimo del 46% TNA. Esta tasa representaría un 57,1% efectivo anual (TEA).
La autoridad monetaria ya había anticipado un posible retoque de la tasa de referencia si la inflación de marzo se aceleraba con fuerza, algo ya confirmado por consultoras privadas y el mismo Gobierno. “Hay un compromiso de tener una tasa real positiva; es por eso que no sería descabellado pensar en otra alza para abril. El disparador será la inflación de marzo”, dijeron fuentes de la entidad el mes pasado. Uno de los puntos acordados con el FMI en el nuevo programa de Facilidades Extendidas para refinanciar la deuda de u$s45.000 millones que contrajo Mauricio Macri fue, justamente, propender a ubicar los rendimientos en pesos por encima de la evolución de los precios para contener la presión sobre el dólar.
La decisión de los funcionarios tomará en cuenta el dato de inflación pasada, qué factores lo impulsaron, la expectativa a futuro tanto de precios como de actividad económica y el margen de acción con el que se cuenta para realizar los ajustes. En el equipo económico señalan que la intención es no sobrerreaccionar: analizan que el fogonazo inflacionario de febrero y marzo respondió a un shock externo (la guerra), cuyo impacto en los commodities tendrá alguna reversión cuando termine el conflicto bélico.
Por eso, apuntan a que los movimientos de tasa sean “moderados” con vistas a que el impacto en la actividad y el stock de pasivos remunerados no sea tan significativo. Con respecto a este último punto, el Central calculó en su último Informe de Política Monetaria que “dado el crecimiento proyectado de la demanda de base monetaria, se estima que, por cada punto porcentual de aumento de tasas de interés de política monetaria, los pasivos remunerados aumentarían en 0,07 puntos del PBI”. Pero afirmó que “durante 2022 los pasivos remunerados se reducirán en términos el PBI” al compás de la reducción de la asistencia monetaria al Tesoro acordada con el Fondo.
Además, en un contexto de reducción de la brecha cambiaria y menor emisión, los funcionarios no quieren recalentar las expectativas sobre la nominalidad de la economía con un salto abrupto de las tasas. Por caso, observan que la TEA de referencia actual (54,89%) está alineada con las expectativas de inflación a 12 meses del último Relevamiento de Expectativas del Mercado (55%).
Sin embargo, en el corto plazo sí se produjo un desfase entre los rendimientos en pesos (un plazo fijo minorista paga al mes 3,6%), la inflación mensual y la nueva tasa de crawling peg del dólar oficial, que se aceleró al 4% mensualizado en el comienzo de abril para no retrasar el tipo de cambio real multilateral, como plantea el programa con el FMI.
Así, el movimiento de tasa buscará, por un lado, acotar la brecha entre la remuneración al ahorrista en pesos y la inflación actual. Por otro, apuntará a alinear la tasa con el ritmo de devaluación: hoy el dólar oficial corre a mayor velocidad que el tipo de interés, lo que abre el riesgo de fomentar maniobras especulativas que (vía apalancamiento en pesos) retrasen la liquidación de exportaciones y aumenten la demanda de divisas para importar.
Fuente: Ámbito.