Los títulos públicos en dólares alcanzaron sus niveles más altos desde su emisión en 2019. Por su lado, el indicador de JP Morgan se redujo a 1.169 puntos básicos.
El riesgo país de Argentina sufrió un fuerte descenso este martes, alcanzando su nivel más bajo desde mediados de abril y acercándose a la mejor marca desde la llegada de Javier Milei a la Presidencia en diciembre, gracias a su política ortodoxa destinada a estabilizar la economía. El índice elaborado por JP Morgan se redujo en 35 puntos, ubicándose en 1.169 puntos básicos a las 11.40 horas, muy cerca del mínimo de 1.143 puntos alcanzado el 22 de abril. Este indicador había llegado a la zona de 1.100 puntos en septiembre de 2020, coincidiendo con el inicio de la cotización de los títulos Globales y Bonares.
Además, los bonos públicos en dólares de Argentina experimentaron un aumento de entre el 1% y el 2%, alcanzando sus valores más altos desde el canje de deuda de 2020. Esta mejora se enmarca en un entorno más favorable para los negocios financieros, impulsada por el esfuerzo del Gobierno para mantener el superávit fiscal y la disminución de los índices inflacionarios.
“Es fundamental que el riesgo continúe en descenso, ya que no solo abarata el crédito para Argentina, sino que también abre oportunidades para que nuevos fondos inviertan en activos del país”, comentó un agente financiero del Banco Macro. El analista Salvador Di Stefano afirmó que los bonos soberanos en dólares son una opción atractiva, apoyados por el superávit fiscal y los recursos asegurados para cumplir con los próximos vencimientos. “Con esta tendencia, el riesgo país podría bajar a los 1.100 puntos y, si se confirma algún financiamiento adicional, podríamos ver niveles en torno a los 1.000 puntos en un corto plazo”, agregó.
Los bonos soberanos argentinos iniciaron la semana con un notable impulso, destacándose en un contexto global incierto. Este lunes, los bonos mostraron aumentos de entre el 1,2% y el 2,1%, liderados por los títulos de mayor duración, con el GD35 destacándose al crecer un 2,1%. Otro aspecto relevante fue la baja del dólar MEP, que cerró cerca de $1.184, beneficiando a quienes eligieron operar en pesos, lo que se tradujo en una apreciación cambiaria superior al 20% en comparación con el máximo de $1.428 alcanzado hace tres meses.
Esto representa, una mejora considerable para los inversores que aprovecharon las tasas en pesos, en un contexto donde Argentina se volvió costosa en dólares en comparación con sus vecinos. El Gobierno, por su parte, parece optar por una política de reducción de impuestos para mejorar la competitividad, en lugar de recurrir a una devaluación, indicó Martín Mazza, director de MM Investments.
A nivel internacional, los inversores están reajustando sus expectativas respecto a posibles recortes de tasas por parte de la Reserva Federal, en medio de crecientes tensiones en Medio Oriente y un sólido informe de empleo de septiembre, añadió Mazza.
Entre los factores locales que impulsan la deuda se encuentran los buenos resultados del Banco Central en la compra de dólares en el MULC, a pesar de la estacionalidad del segundo semestre, según analistas del Grupo IEB (Invertir en Bolsa). Además, la extensión de la etapa 1 del blanqueo hasta finales de octubre continúa generando un flujo adicional de dólares que sostiene las paridades de la deuda.
En cuanto a la deuda soberana, el GD41 se presenta como una opción atractiva debido a su baja paridad, lo que lo convierte en una alternativa defensiva ante escenarios adversos, además de contar con una estructura legal más robusta. Si la curva se normaliza, podría ofrecer un potencial de aumento superior al de los títulos de corto plazo de los Globales, evaluaron los expertos del Grupo IEB.
Un informe de Schroders destaca el cambio en el panorama financiero global, impulsado por el reciente recorte de tasas de la Reserva Federal de EE. UU., que favorece a fondos de inversión más agresivos que están incorporando bonos soberanos emergentes en sus carteras. La Reserva Federal sorprendió al reducir 50 puntos básicos en septiembre, una decisión considerada excesivamente agresiva por algunos economistas, que esperaban un ajuste más moderado.
Aunque el presidente, Jerome Powell, lo presentó como una “recalibración” hacia la tasa neutral, persiste la incertidumbre sobre el verdadero nivel de esa neutralidad. Si la economía estadounidense resulta más resistente de lo previsto, las tasas podrían resultar demasiado laxas y reavivar la inflación. Se anticipa que la Fed recorte 25 puntos básicos en noviembre y diciembre, aunque hay quienes advierten sobre la necesidad de un enfoque más cauteloso.