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Finalizaron las negociaciones con la misión del FMI

El gobierno tiene la esperanza de que el organismo apruebe un nuevo desembolso de u$s 12 mil millones. La decisión final recae en la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, quien ofrecerá una conferencia de prensa mañana en Washington.


La situación fiscal y monetaria del país sigue siendo crítica. Entre enero y octubre de 2024, se pagaron intereses de deuda por más de u$s 10 mil millones, mientras que las reservas netas del Banco Central continúan en números rojos: al 30 de noviembre, alcanzaban los -u$s 9.057 millones. Además, el atraso cambiario actual desincentiva el turismo interno y fomenta los viajes al exterior, lo que aumenta la demanda de divisas y pone en riesgo la sostenibilidad del dólar barato.

La inversión extranjera directa tampoco ha aportado alivio. A pesar de las generosas ventajas impositivas ofrecidas por el régimen del Rigi, esta se redujo un 19% en los primeros diez meses de 2024 en comparación con el año anterior. El capital internacional parece reticente a invertir en el país hasta que se levanten las restricciones cambiarias.

Medidas desesperadas y contradicciones

En un intento por generar ingresos de divisas, el gobierno redujo las retenciones a los productores sojeros, con la esperanza de que esto impulse la liquidación de divisas de la cosecha gruesa. Sin embargo, esta medida contradice las exigencias del FMI, que insiste en mantener los impuestos y el ajuste fiscal para preservar la caja fiscal y garantizar el pago de la deuda.

Futuro cargado de deuda

El panorama de la deuda externa es preocupante. Hasta 2028, los vencimientos de capital e intereses suman u$s 25.100 millones, con u$s 17 mil millones concentrados solo en 2025. Para hacer frente a estos compromisos, el gobierno necesitará refinanciar y negociar repetidamente con el FMI, lo que limita su margen de maniobra y reduce las posibilidades de rebelarse contra las condiciones impuestas por el organismo.

Adverso contexto internacional 

El escenario global tampoco ayuda. La devaluación en Brasil, la recesión en China y la posible suba de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal (FED) tras el triunfo de Donald Trump en las elecciones estadounidenses añaden presión a la ya frágil estabilidad cambiaria argentina. Si el atraso cambiario se prolonga, las consecuencias podrían ser graves: el dólar barato no ha mejorado el poder adquisitivo de los salarios, el carry-trade aumenta los costos financieros a expensas del ajuste en jubilaciones y partidas sociales, y la industria local sufre una recesión que ya ha llevado a despidos masivos.

En resumen, el gobierno enfrenta un escenario económico extremadamente desafiante, con pocas herramientas para revertir la situación sin profundizar el ajuste o depender aún más del FMI. La conferencia de prensa de mañana podría arrojar luz sobre el futuro inmediato de la economía argentina.

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