Si existiese, el cementerio de las empresas sin una declaración de su estrategia plasmada, debería estar colmado.
Y si lo hiciste, ¿sos capaz de transcribirlas en media carilla, para que todos ellos y tus empleados no solamente la entiendan sino que se comprometan de alguna manera con ella?
No importa el tamaño, antigüedad y sector en el que se encuentre tu negocio, tener declarada tu estrategia es clave para lograr alineamiento de todas las partes involucradas directa o indirectamente.
Esta declaración tiene que contener indefectiblemente tres cosas: contexto, alcance y objetivos.
Decir que “voy a lanzar un satélite en Corrientes en 2018” no tiene contexto dado que en el NEA no está desarrollada la navegación aeroespacial. Plantear que “quiero aumentar mi rentabilidad un 20% el próximo año” no tiene alcance ya que no explica cómo piensa lograrlo. Por último, declarar que pretendes “obtener más clientes el siguiente cuatrimestre” nada tiene de las características esenciales de los objetivos: ser específicos, medibles, realizables y realistas.

Invito a que la declaración sea visible para todos. No importa si tú competidor y proveedor acceden a esta, vos ya vas a estar muchos pasos más adelantado implementándola. Además, el mercado reconoce y valora cuando uno aplica tácticas que le son propias.
Entonces, el éxito de tu empresa se dará en la medida en que tu estrategia sea implementada de una manera eficiente.
Sentate a escribir adonde querés llegar y cómo vas a hacer para hacerlo. Verificá que tenga esas tres patas (contexto, alcance y objetivos) y verás que será más fácil para vos de ahora en más, explicar por qué necesitas que las cosas se hagan de tal o cual manera en todos los ámbitos de tu negocio. Así vas a alejarte del camino al cementerio y acercarte más al de la perdurabilidad.