La ola polar dejó al descubierto algunas cuestiones en materia de energía, como la decisión del Gobierno de interrumpir el suministro de gas natural a industrias y estaciones de Gas Natural Comprimido (GNC) para vehículos priorizando el abastecimiento en los hogares, ante la problemática de barrios con interrupciones de luz y agua por baja presión. El panorama no parece alentador, pero puede ser una gran oportunidad…
No es una novedad que las facturas de los servicios básicos de las viviendas son cada vez más caras. Sin embargo, esto no se ve reflejado necesariamente en la mejora calidad de los servicios. Situaciones extremas como las bajas temperaturas que estamos viviendo en esta temporada invernal revelan la fragilidad del sistema de suministros con cortes y colapsos.
Más allá de las particularidades propias del contexto local, la crisis en materia de energía y su tarifa es un tema que se da a nivel global. El rápido avance tecnológico se comporta como un gran bestia que devora enormes cantidades de energía. Pero por el momento, no llegamos a producir lo suficiente para alcanzar su particular ritmo voraz. Sin embargo, hay quienes ya están marcando la diferencia, con una opción más barata.
No sólo se trata de una opción más económica. Esta alternativa energética brinda sobre todo independencia. Cuando todo colapsa, estos hogares disponen de una fuente de suministro mínimo. En este momento, son miles de usuarios. En un contexto de gran incertidumbre en materia económica y en energía, esto puede ser una gran solución. Podremos decirle adiós las facturas caras.
Una energía, múltiples beneficios
Los datos lo confirman. Los paneles solares se están multiplicando no sólo en los techos y terrazas de las casas. Alrededor de 2800 usuarios en la Argentina están aprovechando los beneficios de esta energía barata. Esto puede verse reflejado de manera directa con la reducción de consumo en sus facturas de luz. Además, dado que se trata de una fuente inagotable, no parece tener límites.
Por otra parte, al ahorro se suma una ventaja enorme en términos de impacto ambiental. Dado que se trata de una fuente renovable que no emite gases tóxicos de ningún tipo. Esto reduce enormemente la dependencia de energías tóxicas como los combustibles fósiles. Pero también disminuye la dependencia de la red eléctrica general, ya que los usuarios no están atados completamente a sus variaciones tarifarias.
Como todo gran salto, primero se requiere de inversión. En principio, la instalación solar residencial , con una potencia de entre 3 y 5 kW tiene un costo de u$s 3500 más IVA. Mientras que luego se pueden sumar baterías, lo recomendado para poder almacenar energía por un valor estimado de u$s 10 000 más IVA. Esto siempre depende de la dificultad del espacio.
La tendencia sustentable que crece
Según datos Secretaría de Energía de la Nación la potencia total instalada hoy roza los 74 megavatios (MW). En este sentido, el ranking nacional señala a Córdoba como la gran líder indiscutida. Con 1153 instalaciones activas concentra alrededor del 34% de los usuarios que producen energía en sus casas. Le siguen Buenos Aires, con 757 conexiones activas y San Juan con 128 instalaciones. Pero también hay instalaciones en distintos puntos del país.
Esta tendencia que crece apunta al autoconsumo y la independencia energética. Teniendo en cuenta que también existe un marco legal que lo premia con la Ley 27 424. Esta brinda la opción de volcar el excedente producido a la red eléctrica y recibir una compensación económica. Pero no sólo trae ventajas para estos hogares de manera individual, sino que colabora con el planeta y ayuda a aliviar la red en los momentos más críticos de demanda. Una energía limpia y barata se encuentra al alcance de nuestras manos. No hace falta un proyecto ambicioso, solo hay que aprovecharla.
