Es en base a datos de recaudación impositiva del primer mes del año. Proyectan una contracción del 0,8% mensual del EMAE.
A la espera de los datos oficiales, las consultoras privadas estiman que la economía creció en torno al 5,5% interanual en 2022.De todas formas, diversos análisis dan cuenta de que en los últimos meses del año pasado la actividad mostró signos de enfriamiento. Esa tendencia, según parece, continuó durante el primer mes de 2023. Así lo proyectó un informe del Ieral de la Fundación Mediterránea en base a los datos de recaudación impositivade enero.
Las proyecciones para este año dan cuenta de los distintos factores que incidirán paraun crecimiento mucho más modesto de la actividad, entre los que se destacan el impacto de la sequía en el agro y la erosión del poder adquisitivo por la inflación. En ese escenario, por ejemplo, los analistas consultados en el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del BCRA esperan un crecimiento del PBI real para 2023 del 0,5%.
Los datos de recaudación impositiva de enero reflejan la continuación del proceso de desaceleración del nivel de actividad que comenzó a observarse a partir del mes de septiembre del año pasado, al presentar la totalidad de recursos del Gobierno una caída en términos reales del orden del 2,7% respecto de igual mes de 2022, mientras que los impuestos asociados al mercado interno exhibieron la misma dinámica, aunque en menor magnitud, al mostrar una reducción del 0,1% en moneda constante, en igual período”, señalaron desde el Ieral, y detallaron que los tributos que se computan en este indicador son el IVA, Débitos y Créditos, Combustibles, Aportes y Contribuciones a Seguridad Social y Derechos de Importación.
“El índice desestacionalizado elaborado por IERAL en base a la recaudación de impuestos asociados al mercado interno refleja una caída real del 1,2% mensual en enero, respecto al mes de diciembre. Parece confirmarse que la economía sigue transitando el sendero de desaceleración que comenzó a observarse hacia fines del tercer trimestre del 2022”, agregó el estudio firmado por Maximiliano Gutiérrez.
“Al extrapolar el comportamiento de la recaudación asociada al mercado interno en función de la trayectoria de la actividad económica, supliendo la falta de información oficial para diciembre y enero, se tiene que el EMAE en el último mes del 2022 habría tenido una caída desestacionalizada de 0,2% versus noviembre, seguida de una disminución de 0,8 % estimado para enero respecto al mes previo”, se detalló en el informe, en el que se agregó: “En términos interanuales, los guarismos siguen siendo positivos, pero con una marcada desaceleración. En diciembre la variación contra igual mes de 2021 fue de 1,1 %, misma cifra para enero respecto a su par de 2022; sin embargo, ambos meses crecen 2,5 p.p menos que el promedio octubre-noviembre, últimos datos oficiales, y 5,8 p.p por debajo del promedio enero-agosto 2022 confirmando el agotamiento de la recuperación de la economía en el pos-covid”.
Al explicar los motivos que hacen prever una desaceleración en el nivel de actividad, el estudio destaca como principal factor “la aceleración inflacionaria que se observa desde marzo último, momento a partir del cual nunca se logró perforar el piso del 5% mensual, amén de las aceleraciones y desaceleraciones ya conocidas que se dieron durante los últimos meses, situación que afecta el poder adquisitivo de la demanda agregada y, en forma convergente, las crecientes dificultades para el abastecimiento de partes y piezas de origen importado que llevan a restricciones por el lado de la oferta”.
Proyecciones
En este escenario, distintas consultoras privadas realizaron en las últimas semanas estimaciones sobre cómo puede evolucionar la actividad durante este año. Por caso, desde la firma Orlando Ferreres señalaron que las “proyecciones para el año que comenzó anticipan un resultado negativo del producto, con tensiones macroeconómicas no resueltas, con fuertes limitaciones por la falta de divisas y con un magro consumo privado derivado de años de contracción de los ingresos de las familias”.
Por su parte, desde LCG habían señalado: “Esperamos que la actividad se vea resentida por la actual sequía que afecta la campaña 2022/23, por la que se espera una pérdida en torno a los u$s10.000 millones, de acuerdo a la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Consecuentemente, con una menor oferta de divisas, esperamos que se pronuncien los esquemas de control de importaciones, lo cual tendrá su correlato en la disponibilidad de insumos para el normal funcionamiento de la industria”.
Desde Ecolatina, en tanto, proyectaron para este año “un crecimiento más acotado que en 2022”. “Entendemos que de no mediar shocks (exógenos o endógenos) una recesión podría evitarse, pero no la tendencia hacia la moderación del crecimiento”, subrayaron.
Al enumerar algunos de los factores que incidirán en una “magra expansión” de la economía, desde Ecolatina detallaron: “La caída en la producción agrícola, que impactará, por un lado, sobre el nivel de actividad económica por una menor actividad del sector y sus actividades asociadas, pero a su vez limitará el abastecimiento de divisas a lo largo del año. Ante una exigente meta de acumulación de reservas internacionales y la ya nombrada sequía, continuará el esquema de administración de la escasez de divisas, destacándose la continuidad (y eventualmente fortalecimiento) de las restricciones a las importaciones, que le impondrían un límite a la expansión del mercado interno (y de ciertas exportaciones) vía complicaciones en el abastecimiento de bienes terminados, bienes de capital e insumos. Esto afectaría no sólo los niveles de consumo, sino también de inversión”.