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El Banco Central analiza subir la tasa de interés para adecuarla al nuevo ritmo del dólar

Además de los motivos técnicos, hay motivos políticos: Brasil subió la tasa Sélic y su presidente pasa al frente del staff técnico del FMI.


Consultores y analistas llevan meses advirtiendo que la tasa de interés está baja y desalienta la demanda de pesos lo que contribuye a la inflación. De hecho, fue el mismo ministro de Economía quien destacó ante el Congreso la necesidad de una tasa de interés real positiva, es decir, más alta que la inflación. Y dijo, además, que él mismo había hecho este planteo ante el staff técnico del FMI.

 

Así y todo, la tasa de las Leliqs lleva trece meses clavada en el 38% nominal anual (45,44% efectiva anual) y la de los plazos fijos en el 37% nominal (44% efectiva) cuando los ahorristas llevan ocho meses consecutivos enfrentando una inflación interanual más alta (9 si se toma la inflación núcleo) y varios meses más de expectativas inflacionarias mayores.

 

No obstante, para el Banco Central, el hecho de estar “pisando” el ritmo al que subía el dólar no hacía necesario retocar la tasa de interés. Ahora que el ritmo se aceleró, “seguramente se analizará” una suba  de tasas.

Será “a la luz de la inflación de noviembre y el cambio de ritmo devaluatorio que se viene registrando, siempre en el marco de la armonización de tasas que se llevó adelante desde el inicio de la gestión”, agregaron.

 

 

Sin embargo, a esta altura de la semana la suba de tasas no está en el temario de la reunión del Directorio del jueves. De buscar adecuarse a la inflación núcleo, la tasa efectiva no debería ser inferior al 48% anual.

 

A los motivos técnicos domésticos se suman motivos políticos y también razones internacionales. Por un lado, en noviembre la inflación en Estados Unidos llegó al 6,8% anual, la más alta en casi cuarenta años, y eso motivó que se adelanten las expectativas de suba de tasas de la Fed que este martes ya tuvo la primera parte de su reuniones y mañana miércoles dará a conocer su decisión acerca del timing del proceso de recompra de bonos y de suba de tasas.

 

En segundo lugar, porque Brasil acaba de determinar la suba de su tasa de referencia, la Sélic al 9,25% anual en lo que probablemente sea la última medida de Ilan Goldfajn al frente del Banco Central do Brasil en un intento por controlar la inflación y defender al real de la suba generalizada del dólar frente a las monedas emergentes que se vendrá cuando la Fed suba la tasa. Con esta suba y una posterior que lleve la Sélic al  11,75% en 2022, Goldfajn espera reducir la inflación en el país vecino del 16,7% proyectado para este año a la zona del 3,8% el año próximo.

Es que, además de las cuestiones de competitividad con Brasil, Goldfajn los primeros días de enero pasará al frente del Departamento para el Hemisferio Occidental del FMI. En otras palabras, será el jefe directo de Julie Kozack, la cabeza del staff técnico que negocia con Argentina el préstamo a diez años con el que el país refinanciará el Stand By de Macri. Y, como ortodoxo, pero sobre todo, como pragmático que es, se espera que reclame medidas concretas para bajar la inflación que cerró noviembre con un 51,2% interanual.

No en vano, el ex viceministro de Economía y director de la consultora PxQ advirtió esta mañana que, de no llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario antes de fin de año, el Banco Central corre el riesgo de tener que tomar medidas “muy extremas” porque va a subir “la temperatura”: en el contexto de enero y febrero que son los meses de menor oferta de divisas agrícolas y con menos de 3.000 millones de dólares de reservas netas, va a necesitar “aguantar esa negociación que es doble: de la Argentina con el Fondo e interna de la propia coalición hacia adentro, entre una parte que dice ‘quiero un acuerdo de determinada manera’ y otra parte que dice ‘quiero este acuerdo que conseguí'”.

En la lista de medidas más extremas, Agis no habló de subir tasas, sino ser incluso más contundente como “cerrar las importaciones” o ponerle “más restricciones” al mercado de cambios hasta que lleguen algunos dólares de la soja a partir de marzo.

 

En cambio, con un acuerdo cerrado antes de fin de año, el Gobierno incluso podría evitarse parte de la tensión cambiaria de comienzos de año. E, incluso, podría recuperar los 3.800 millones de dólares en DEGs que la Argentina le devolvió al FMI en el transcurso de las negociaciones y que, reveló Bloomberg, el Gobierno está pidiendo como parte del acuerdo para reforzar las reservas.

 

 

Con más razón, si el Gobierno quiere un refuerzo de divisas a cambio más medidas de consolidación monetaria y fiscal va a tener que comprometer.

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