La divisa de EEUU subió a $1.465, un nuevo récord que aproximó a la brecha cambiaria al 60%, su nivel más alto en siete meses. El cepo, las exigencias fiscales y las malas perspectivas para las reservas sostienen la tensión de los mercados.
Es sabido que las cotizaciones libres del dólar, tanto en el mercado paralelo como las operaciones en divisas en la Bolsa, retomaron en mayo un marcado impulso alcista que acumuló un 40% en menos de tres mesesdespués del drástico recorte de las tasas de interés en pesos.
En precios máximos del año, el dólar libre hilvanó este jueves la cuarta rueda seguida en alza, en un récord de 1.465 pesos, mientras que las paridades del “contado con liquidación” y el MEP se sostienen muy cerca de los 1.400 pesos.
En las últimas ruedas, los analistas pusieron el foco de atención en las manifestaciones de las principales figuras del Gobierno, que buscaron dar señales de previsibilidad acerca del mercado de cambios. Pero ante la falta de precisiones sobre los plazos para salir del “cepo” -algo que se esperaba una vez aprobada la Ley Bases y lanzado el Pacto de Mayo- volvió la inestabilidad en los precios del dólar libre y los financieros.
¿Cuáles son los puntos de incertidumbre que están detrás de la suba del dólar?
1) Habría “cepo” para rato. Aunque se esperaba alguna comunicación oficial acerca de un sendero para desarmar el control de cambios en etapas en el segundo semestre de 2024, la falta de precisiones en la conferencia que brindó el ministro de Economía, Luis Caputo, junto con el presidente del BCRA, Santiago Bausili, el viernes 28 de junio abonó la expectativa de una continuidad del cepo para lo que resta del año.
“Si hubiéramos salido en diciembre, hubiera sido una catástrofe… No se puede poner una fecha porque inevitablemente los actores van a especular, eso le va a jugar en contra al país y hará que no podamos salir del cepo. Por eso la decisión es ir haciéndolo como lo estamos haciendo, con un programa fiscal fuerte, con un programa monetario fuerte e ir levantando capas de a poco”, explicó el Caputo en diálogo con radio Mitre.
2) Proyecciones de atraso cambiario. El anteproyecto de Ley de Presupuesto -con un dólar oficial a $1.016 para fin de año- y las declaraciones del ministro Caputo ratificaron el sendero de devaluación gradual de 2% mensual hasta fin de año. Un informe de Aurum Valores indicó que el tipo de cambio oficial hoy se encuentra en un nivel comparable al de 1997, en el ramo final de la convertibilidad, cuando ya se debatía sobre la apreciación real del peso en aquel régimen de “uno a uno” con el dólar. Asimismo, mantener el crawling peg hasta fin de año, como prevé el avance del Presupuesto, profundizaría aún más el atraso cambiario.
Este jueves, Caputo atribuyó “cero posibilidades” a un salto discreto del tipo de cambio oficial, tal como ocurrió en diciembre último, y vaticinó que “el tipo de cambio libre va a ir a converger al oficial por un tema de escasez, y ese va a ser un punto más indicado para salir del cepo, porque como decimos nosotros, no queremos salir rápido”.
3) Ambicioso objetivo de inflación. La utilización del dólar oficial como instrumento para “anclar” la inflación contribuye a la desaceleración del índice de precios -tal como se vio mes a mes a partir de enero-, pero obliga a extender los controles por más tiempo.
“En este momento, las inversiones están atravesadas por la cuestión cambiaria. El Presidente dijo que hay tres condiciones para salir del cepo y agregó una condición más a las que venía hablando. Una condición son los puts del Banco Central; otra, los pasivos remunerados, y ahora, un tercer requisito para salir del cepo: que la devaluación y la inflación converjan en 0% mensual o cercano, algo que parece un poco difícil y lejano, por lo que hay que mirar cómo se lo toma el mercado”, expresó Ignacio Murúa, asesor de Quicktrade del Grupo SBS.
4) Alta brecha cambiaria. El salto de los dólares alternativo , cuyo ascenso le está ganando a la tasa de inflación por tercer mes seguido, también empujó a la brecha cambiaria a casi un 60%. Caputo declaró que “el tipo de cambio libre va a ir a converger al oficial por un tema de escasez, y ese va a ser un punto más indicado para salir del cepo, porque como decimos nosotros, no queremos salir rápido”.
La visión de los agentes del mercado vuelve a ser en este caso la de una continuidad de los controles, pues advierten sobre un largo proceso para bajar esa brecha “desde arriba hacia abajo” -que bajen los dólares libres en lugar de subir el oficial-, que es lo inverso a lo que muestra la experiencia de la historia reciente: cuando se liberan las restricciones es el dólar oficial el que sube para reducir la brecha y unificar los distintos tipos de cambio.
5) Las reservas dejaron de crecer. Con los vencimientos de bonos y desembolsos a organismos a lo largo de julio, las reservas internacionales brutas del BCRA se alejaron del umbral de USD 30.000 millones que habían alcanzado a fines de abril, ya a las puertas de un tramo final del año que por cuestiones estacionales suele ser adverso, por cuestiones estacionales, para que la entidad monetaria acumule divisas. Además, las reservas netas -descontados préstamos y depósitos privados- volvieron a quedar negativas.
“Crece la atención sobre la dinámica de las reservas en este período más desafiante y también el debate sobre las estrategias camino a la salida del cepo, incluidas las negociaciones con el FMI para alcanzar un nuevo programa, un hito que resulta crucial para incentivar inversiones y mejorar las expectativas. De ahí que mientras tanto los dólares financieros y libre continúan transitando una etapa de más limitados vaivenes alrededor de los $1.400, una zona en la cual se aspira a poder recuperar una mayor calma tras el acelerado reacomodamiento reciente que elevó la ‘brecha’ hasta el 50%”, afirmó el economista Gustavo Ber.
6) Muy exigente sendero fiscal. Por último, el objetivo oficial de defender el superávit fiscal alcanzado en la primera parte del año suma una prueba sumamente exigente con el lanzamiento de las nuevas Letras Fiscales de Liquidez con las cuales el Gobierno traspasa al Tesoro una importante masa de pasivos remunerados del Banco Central, las Leliq (Letras de Liquidez). Este cambio es trascendental, pues esa deuda deberá honrarse ahora con recaudación en lugar de emisión monetaria sin respaldo, como ocurrió durante la Administración de Alberto Fernández. Sin embargo, el alto grado de dificultad para alcanzar estos dos objetivos en simultáneo -superávit y renovación de los vencimientos- aún genera algunas dudas entre los operadores.
“El Gobierno deberá hacer un esfuerzo extra para persuadir al mercado de su interpretación de la economía local. Será crucial que muestre cómo logrará el ajuste fiscal adicional y que coordine su discurso con el FMI sobre la hoja de ruta de renegociación del acuerdo. Aunque el futuro es incierto, hoy parece poco probable que haya un desembolso significativo para atender a esa inquietud de los bonistas”, evaluaron los expertos de Consultation.