En el anterior informe hablamos sobre la importancia de educarnos financieramente, de hacer un pequeño esfuerzo para ir aprendiendo un poco cada día sobre los conceptos relacionados con las finanzas personales y los productos financieros.
¿Pero qué importancia se le da en el mundo?
A nivel internacional muchas instituciones vienen trabajando en conjunto sobre principios, buenas prácticas y la importancia de la introducción de políticas públicas que permitan generar programas de educación e inclusión financiera, como complemento clave para el desarrollo económico y social, posibilitando que resulte factible lograr más exitosamente bajar las desigualdades y los niveles de pobreza, aun en países que han logrado un crecimiento sostenido en los últimos años.
¿Y en la Argentina cómo estamos?
El Banco Central de la República Argentina (BCRA), en el 2017, y la Corporación Andina de Fomento – Banco de Desarrollo de América Latina – que la financió, llevaron adelante una encuesta de medición de las capacidades financieras de la población argentina. Con ésta encuesta se pudo obtener información e identificar los conocimientos, habilidades, actitudes y comportamientos de los ciudadanos con relación a los temas financieros. La metodología utilizada fue desarrollada por la OCDE y permite contar con una base para desarrollar políticas públicas en materia de inclusión y educación financiera, pero además nos deja ver dónde estamos parados respecto a otros países del mundo y la propia América Latina. Fueron encuestadas 1.224 personas mayores a 18 años de todos los niveles socioeconómicos, tanto residentes en las zonas urbanas como también en zonas rurales de 25 regiones del país.
¿Ahora bien, que resultados arrojó esta encuesta?
A los argentinos que somos muy competitivos en muchos aspectos, en ésta los datos no son muy alentadores, ya que de los 39 países encuestados finalizamos en el puesto 37. Quedó en evidencia que hacemos muy poca planificación financiera y una baja elaboración de presupuestos, y cuando sí lo armamos, no llegamos a cumplirlo, a pesar de que la mayor parte de los encuestados se preocupa por cumplir con sus gastos, y por eso explica que una gran proporción de ellos ha tenido dificultades para cubrirlos.
Un 39% de los encuestados no tenían un producto financiero, es decir, al menos una caja de ahorro, o una tarjeta de débito o una de crédito.
Esto refleja la baja utilización que realizamos del sistema financiero y va en línea con una aun baja bancarización y la alta informalidad de la economía.
Solo un 29% declaró haber ahorrado en los 12 meses anteriores, uno de los niveles más bajos del mundo, resalta el mismo informe.Y en los casos que ahorran, los principales mecanismos son “bajo el colchón” o en cuentas que no generan intereses, lo que en definitiva significa desahorrar, por desconocimiento del valor del dinero en el tiempo, y a pesar de tener una amplia experiencia con los efectos de la inflación. Así estamos muy poco preparados para afrontar gastos inesperados, o para cubrirnos si perdemos nuestra principal fuente de ingresos.
Ante la consulta de si han oído hablar de algún producto del mercado de capitales, como invertir en títulos públicos o en acciones, el porcentaje es muy bajo, pero al profundizar sobre si lo han utilizado la trascendencia es prácticamente nula, lo que explica en parte el tamaño tan pequeño de este mercado si lo comparamos no solo con países desarrollados, sino con otros países de la región, y la ausencia de una herramienta importante para impedir las crisis periódicas, por falta de financiamiento interno.
Otro dato alarmante, es la escasa elección voluntaria de productos financieros, lo que muestra el poco poder de decisión que tenemos, fundamentalmente por la falta de conocimientos básicos, y en los casos en que se hace una elección, el proceso de comparación entre distintas entidades financieras, o entre productos de la misma entidad, es bajo. Generalmente se observa que los niveles educativos y socioeconómicos influyen notablemente en la utilización de los productos financieros, marcando las desigualdades sobre las que hay que trabajar muy fuertemente.
Al profundizar sobre conceptos financieros pone en evidencia un bajo conocimiento respecto del cálculo del interés simple, que nos afecta cuando sacamos un préstamo o hacemos un plazo fijo, y en menor medida del interés compuesto, y lo mucho que puede hacer para mejorar nuestras finanzas. Además se nota deficiencias en cuanto a la comprensión de la relación entre riesgo y beneficio, y las ventajas de la diversificación al invertir.
Sin embargo, de la misma encuesta, surge que gran parte de la gente se preocupa por el mañana y prefiere ahorrar para el futuro, una alta proporción se plantea objetivos de ahorro a largo plazo, y dice esforzarse por alcanzarlos, incluso también es alto el número de aquellos dispuestos a arriesgar su dinero en inversiones. Esto es medido en la encuesta para relevar la actitud financiera y a pesar de ser datos positivos aun resultan muy bajos en la comparación internacional.
¿Estamos contentos con nuestra situación financiera?
Finalmente, mucho más contundentes son los porcentajes de personas insatisfechas con su situación financiera actual y de aquellos que sienten que dicha situación los limita en la capacidad para hacer cosas que son importantes para ellos, marcando mucha frustración por esa realidad que nos toca vivir.
¿Entonces qué hacemos?
Tenemos que empezar ya a aprender! Si te gusta leer comprate algún libro o buscá en Internet documentos o videos sobre finanzas personales, que más allá de lo que puedas aplicar, te va a ayudar a introducir en tu vocabulario algunos conceptos básicos, pero fundamentalmente pueden ayudarte a lograr la motivación para empezar a profundizar en este mundo del conocimiento. Nosotros desde acá vamos a ir tratando de explicarte, en forma muy sencilla, algunos temas que te van a ir ayudando a entender sobre finanzas y sobre todo, tratando de relacionarlo con la realidad que nos toca vivir a los que habitamos esta región del país.