El crecimiento económico de China viene acompañado de una relevancia cada vez mas importante como principal centro financiero mundial, a un ritmo que podría desbancar a Wall Street y a Londres.
La administración del ahora ya ex-presidente de los Estados Unidos de América Donald Trump hizo muchos esfuerzos para limitar el peso y la integración de China en las finanzas mundiales, y sobre todo frenar su creciente vinculación con los mercados norteamericanos. Pero a pesar de los insistentes mensajes sobre un posible desacoplamiento y de todos los intentos de la anterior administración norteamericana, si algo nos ha mostrado 2020 es que la integración del gigante asiático en los mercados financieros mundiales está avanzando a toda velocidad.
El dinero está empezando a llegar a China porque están buscando los jugosos ingresos que genera la economía de ese país y eso vuelca el peso de las finanzas hacia Asia. Hayden Briscoe, jefe de renta fija para Asia Pacífico en UBS Asset Management, dijo que “Es un punto muy interesante en la historia: los chinos se han abierto y tienes al resto del mundo en graves dificultades”.
A pesar de la pandemia del Covid-19, el enfrentamiento político con los Estados Unidos o sucesos tan tensos como los que se han vivido en Hong Kong, los inversores extranjeros compraron durante el pasado año en los mercados de la China continental bonos y acciones por valor de más de usd 150 mil millones, lo que supone un nuevo registro histórico.
En total la propiedad extranjera de acciones y bonos chinos cotizados en estos mercados continentales se aproxima ya al billón de dólares, ocho veces más que hace apenas seis años. Esto significa un flujo de inversión inmenso, que se ha acelerado desde la victoria del candidato demócrata Joe Biden en las elecciones norteamericanas del 3 de noviembre y que contribuyó a que, por ejemplo, el índice CSI 300, el índice de referencia de China se revalorizara en dólares un 27% durante el 2020, más de 11 puntos porcentuales por encima del S&P 500, algo que le ha permitido batir sus máximos históricos del 2015.
También el ChiNext, el segmento tecnológico de la bolsa de Shenzhen logró batir, con una revalorización del 59% medida en dólares, al Nasdaq norteamericano. No hay dudas que durante el 2020 los mercados chinos fueron auténticas estrellas en el panorama financiero mundial.
Sin embargo, todo esto no ha hecho más que empezar. Con más de 1.400 millones de consumidores, una clase media de más de 600 millones de personas, un poder adquisitivo que no para de crecer, una estructura productiva tan amplia como desconocida y una economía que parece capaz de resistir incluso el embate del coronavirus, el apetito de los inversores internacionales por los activos chinos es cada vez mayor.
Y no se trata sólo de los inversores. Los propios gigantes internacionales de la industria financiera quieren también sacar tajada de un mercado simplemente gigantesco. Así Ray Dalio, fundador y presidente de Bridgewater Associates, el mayor Hedge Fund del mundo, pronosticó en una reciente entrevista al Financial Times que los mercados de la China continental serán pronto duros rivales para Nueva York y Londres en la pugna por el primer puesto entre los centros financieros mundiales: “China ya tiene el segundo mercado de capitales más grande del mundo, y creo que eventualmente competirá por tener el primer centro financiero del mundo. A lo largo de la historia, los países comerciales más grandes evolucionaron hasta tener el centro financiero global y la moneda de reserva global”. En esta misma entrevista dijo también que espera que con el tiempo China represente una parte muy importante del propio negocio de Bridgewater, un Hedge Fund con unos usd 150 mil millones bajo gestión.
Ahora bien, estamos hablando de un país muy particular en el cual invertir tiene sus riesgos, empezando por el más que evidente riesgo político y regulatorio. Así que algunas de las preguntas que nos podemos hacer son: ¿Por qué últimamente parece que China genera tanta expectativa en los reductos financieros?; ¿De qué magnitudes estamos hablando?; ¿Cómo están evolucionando las cosas?; ¿Realmente veremos a China convertirse en todo un protagonista de la actualidad financiera internacional?
Un tesoro muy codiciado
China es un gigante y todo lo que tiene que ver con ella, por tanto, casi siempre tiene magnitudes enormes. Miremos por ejemplo en el mercado de bonos, sigue siendo mucho más pequeño que el de Estados Unidos, pero desde finales de 2018 es el segundo mayor mercado de todo el mundo. Hablamos de casi usd 17 billones. Un mercado que hoy por hoy ofrece tasas de interés más altas al mismo tiempo que gracias a la buena marcha de las exportaciones y la economía, junto a la creciente entrada de flujos de capital, está alimentando una evolución del yuan muy positiva. El Financial Times publicó el pasado 4 de enero del 2021: “El renminbi supera los 6,5 por dólar por primera vez desde el 2018. La moneda china está siendo impulsada por la recuperación económica de China tras el impacto de Covid-19 después de que las autoridades controlaran con éxito el virus”. Hablamos de una situación que, teniendo en cuenta las políticas expansivas de bancos centrales como la FED o el BCE y la aparente fortaleza de la economía china, apunta a que puede durar bastante tiempo.
Exactamente lo mismo ocurre con el mercado de valores, que también sitúa a China como el segundo país del mundo por valor de las empresas cotizadas. Casi usd 11 billones, pero a diferencia de los mercados norteamericanos y de los de cualquier otro país desarrollado, el caso de China destaca por la reducida participación de los inversores extranjeros. Por ejemplo, actualmente, los extranjeros tienen menos del 5% de las acciones chinas en circulación, muy por debajo de la cifra de más del 30% en mercados como Japón y Corea del Sur, aunque como vemos, eso ahora está empezando a cambiar porque los mercados chinos son simplemente demasiado grandes y jugosos como para dejarlos de lado. Especialmente cuando China ha sido una de las pocas economías con crecimientos positivos en 2020 y cuyos pronósticos para los siguientes años son muy buenos.
Además, a medida que el papel de la economía china es cada vez mayor, las empresas que confeccionan índices bursátiles como MSCI o FTSE Russell están incrementando la ponderación de los activos chinos en estos índices, lo que obliga a su vez a los fondos de inversión a incrementar su exposición al mercado chino. Estos son, quizás, los factores que más influyen en el apetito extranjero por los activos chinos, aunque por mucho apetito que se tenga si el mercado está cerrado, no es posible abrirse paso, sin embargo, eso también está cambiando.
Se abren las compuertas
El gobierno chino quiere incrementar la integración del país en el tejido financiero mundial. Lo quiere hacer para incrementar su acceso a los capitales mundiales, atraer más inversores, así como para fortalecer sus empresas, su divisa y su posición competitiva. Como decía Ray Dalio en la entrevista al Financial Times que antes hemos mencionado, la historia parece demostrar que una potencia económica tiene que ser también una potencia financiera.
Pues bien, eso es exactamente lo que está haciendo el gobierno chino: abrir sus compuertas y facilitar el acceso de los inversores y los grandes grupos financieros internacionales. En 2019, por ejemplo, los reguladores chinos despejaron el camino para la adquisición completa de bancos locales por parte de grupos extranjeros y en 2020 ha comenzado a permitir la plena propiedad extranjera de empresas financieras de todo tipo: seguros, futuros, medios de pago, gestión de activos, etc. Esto ha sido un paso muy importante, porque tradicionalmente las firmas financieras extranjeras tenían que resignarse a operar, en el mejor de los casos, mediante participaciones minoritarias en empresas conjuntas con socios locales.
Es decir, que en la mayoría de los casos, el socio chino tenía el control final sobre la empresa. Y ahora eso ha cambiado y ha hecho que muchos se estén frotando las manos. Para que nos hagamos una idea de lo que estamos hablando, la industria de servicios financieros china tiene un tamaño de unos usd 50 billones y sólo el 2% de todo este inmenso mercado está en manos extranjeras.
De esta forma, Bloomberg estimó recientemente que los bancos y empresas de inversión extranjeras cuando mejoren su posición podrían obtener para finales de esta década unos beneficios anuales de más de usd 9.000 millones adicionales, tan sólo con sus operaciones en China.
El mejor ejemplo lo tenemos en los grandes grupos norteamericanos. Desde el 2019 empresas como Paypal, Goldman Sachs, JP Morgan, American Express, Black Rock, Citibank o las agencias de calificación están lanzando importantes operaciones en este país tras recibir la aprobación de las autoridades chinas.
Pero no se trata sólo de las operaciones de grandes grupos. El gobierno chino está eliminando muchas restricciones para paulatinamente facilitar la compra de acciones, bonos y derivados por parte de inversores de todo el mundo.
Claro que aún queda mucho trabajo por hacer. La cuestión es que todos estos cambios prometen incrementar aún más la interconexión de China en los mercados financieros mundiales. Riesgos hay muchos, como por ejemplo los riesgos regulatorios en un país donde la seguridad jurídica no es precisamente su fuerte. O también el riesgo político derivado del tenso enfrentamiento entre Beijing y Washington o el riesgo financiero de una posible futura crisis de deuda.
La pregunta ahora es, ¿En unos años los inversores de todo el mundo miraremos a Shanghai o Shenzhen tanto cómo ahora miramos a Wall Street?
Fuente: YouTube Value School