El INDEC publicó un dossier para dar a conocer las brechas estructurales de género en el marco del Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
En conmemoración del 111° Día Internacional de la Mujer, el INDEC presentó un dossier estadístico para visibilizar las brechas estructurales de género en las diferentes etapas de la vida. El informe revela que las brechas con los varones se mantienen.
Así, “a pesar de contar con niveles más altos de educación formal, las mujeres participan en menor medida en el mercado laboral y, cuando lo hacen, son más propensas a situaciones de subocupación horaria y desocupación”, indica el documento que difundió el organismo nacional.
Las mujeres, además, tienen mayor presencia en sectores vinculados a los cuidados, menores posibilidades de acceso a puestos de decisión y perciben ingresos más bajos. Esta situación se da en paralelo con una mayor participación femenina en las actividades domésticas y de cuidado de niños y niñas al interior del hogar, lo que las hace más propensas a trabajar desde sus domicilios, con la sobrecarga que esto conlleva, según detalla el documento.
La situación en el mercado laboral se refleja en la etapa de retiro: las mujeres en edad de jubilarse cuentan con menos años de aportes que sus pares varones y recurren a una moratoria en mayor proporción, como consecuencia, esto se refleja en menores haberes jubilatorios.
Trayectorias escolares
El acceso diferencial a la educación conlleva diversos intereses, valores y actitudes. Las mujeres presentan mayores tasas de asistencia al sistema educativo formal y, sin embargo, la posibilidad de acceder a los niveles más altos varía según su posición en la estructura económica.
Las diferencias de ingresos determinan las trayectorias educativas de las mujeres. Mientras 80 de cada 100 mujeres de 15 a 24 años del quintil de ingresos más alto asisten al sistema educativo, solo lo hacen 58 de cada 100 del quintil más bajo. A mayores ingresos, más educación.
Asimismo, se observan diferencias en cuanto a las carreras elegidas: las mujeres participan, en mayor medida, en las vinculadas a las ciencias humanas y de la salud.
Autonomía económica
La participación de las mujeres en el mercado de trabajo favorece su autonomía económica y mejora su posibilidad de generar ingresos con protección social. Además, fortalece las redes de sociabilidad y el reconocimiento de las actividades que realizan, según detalla el informe.
Si bien la participación laboral registra diferencias según la edad de las personas, en todas las etapas de la vida los varones presentan una tasa de empleo mayor que la de las mujeres. Por ejemplo, en las edades centrales (30-64 años), 63 de cada 100 mujeres se encuentran empleadas. Entre los varones, la relación es 86 de cada 100.
Además, las trabajadoras son más propensas a atravesar situaciones de desocupación y subocupación. La tasa de desocupación es 30 % mayor a la de los hombres; y el tiempo promedio de trabajo es menor, independientemente del nivel educativo y de ingresos.