Mujeres Protagonistas

ABBA Calzados: cuando una idea toma impulso no hay límites

Marianela Schneider tiene 24 años, es maquilladora, y el pasado 1 de abril abrió su primer local de venta de zapatos y accesorios en la ciudad de Charata. Una idea que nació entre dos amigas estudiantes fue moldeándose a las nuevas necesidades para llegar a más clientes. En esta entrevista con Inversor Digital, la emprendedora nos cuenta las claves del crecimiento de su negocio.


– ¿Cuál es la propuesta del negocio?

– Actualmente nos dedicamos a la venta de calzados para mujer. También fuimos incorporando accesorios y marroquinería a pedido de nuestras clientes como, por ejemplo: bandoleras, cintos y billeteras, que son súper necesarios a la hora de completar un look.

– ¿Cuándo surgieron las ganas de comenzar un negocio?

– Cuando tenía 18 años estaba estudiando la licenciatura en Psicología. Quería empezar alguna actividad económica para aliviar a mis padres los gastos de alquiler, facultad y demás. Ahí fue la primera vez que sentí esa necesidad de emprender, de vender algo. El rubro de los zapatos fue algo que a mi y a mi hermana siempre nos gustó porque de chicas pasábamos mucho tiempo en el negocio de una tía en Charata, donde jugábamos. Yo era la vendedora, mi hermana la clienta y mi tía nos dejaba usar las cosas con la condición de que después ordenemos toda la ropa que sacábamos.

ABBA busca generar una experiencia de compra única en cada clienta. Foto: ABBA.

En aquel tiempo de estudiante conocí a una amiga, que también estaba con la inquietud de generar ingresos para costear sus gastos. Entonces surgió la idea de emprender juntas, entre charla y charla fuimos planteando algunas posibilidades. Sabíamos que queríamos hacer, pero no teníamos muy en claro cómo hacerlo. Por ahí eso fue lo más difícil para comenzar.

Entre charlas le conté a esa amiga de un zapato de taco aguja, colorado, de la marca Vizzano. Era de mi mamá y recuerdo que además de hermoso la comodidad era única, como toda mujer soy amante de los zapatos.

– ¿Cómo se dio la posibilidad de emprender?

– Mi amiga se había ido a vivir a otra ciudad, pero aprovechamos la casualidad de que en ese lugar revendían calzados de marcas brasileras, así que fue nuestra ocasión de comenzar. Empezamos entonces a mostrar los modelos de zapatos en nuestras redes personales y así juntamos pedidos, coordinamos la entrega de los productos. Hasta que luego ya surgió la cuenta de Instagram de ABBA.

Postal de la apertura del primer local de ABBA Calzados en Charata. Foto: ABBA.

– ¿Fue sencillo comenzar o cuáles fueron las dificultades que debieron sortear?

– El inicio de las actividades fue en 2016. Todo muy a pulmón, ni siquiera estaba en nuestros planes tener un local. En ese momento nos enfocábamos en sumar pedidos y realizar las entregas. Las clientas retiraban los zapatos en Resistencia en mi departamento, y en Charata (de donde provenimos) pasaban a retirar en la casa de mis padres, íbamos coordinando la entrega con las chicas.

En un principio, y como todo emprendedor, hacemos de todo. Un poco de manejar las redes sociales, levantar pedidos, hablar con las clientes; mientras que mi amiga y socia se encargaba de las compras.

A mediados de 2018 mi amiga decide dejar ABBA por cuestiones personales de fuerza mayor, entonces quedé sola al frente del emprendimiento. Fue justo en un momento donde estábamos organizando nuestro casamiento con Renzo Cipoletti, mi esposo, para enero 2019. Así es que por unos cuantos meses dejé de lado el negocio.

Ya con cierta reapertura de actividades debido a la pandemia, que coincidió con un boom de las redes sociales, surgió la inquietud de volver a contactar a los proveedores y ver qué posibilidad había de retomar la actividad comercial. A partir de investigar un poco el mercado y buscando nuevas estrategias resurge un nuevo ABBA Calzados.

Marianela Schneider junto a su esposo y copropietario del comercio, Renzo Cipoletti. Foto: ABBA.

– ¿Por qué se llama ABBA?

– Es un nombre que siempre me había gustado, tiene que ver con mis creencias. En arameo significa Padre, y se refiere a uno de los nombres de Dios. La verdad que nunca lo había pensado para un negocio, pero como buscábamos que no sea un nombre más elegimos esa opción, ya que se refiere al Dios al que adoramos y en quien ponemos toda nuestra confianza.

Durante la primera parte de la pandemia, con las restricciones a la circulación… ¿Qué fue lo que más les costó? ¿Qué fue lo que aprendieron?

Durante la pandemia estuve aprendiendo bastante como optimizar el uso de las redes sociales. Comencé a verlo de una manera diferente, para volver a empezar con ABBA y aplicar lo que aprendí.

Para agosto del 2020 empecé a ponerle todas las fichas a este emprendimiento, confiando plenamente en Dios. Es una mezcla de tener cierta corazonada y es muy importante confiar también en uno mismo. Como dicen por ahí el límite está en nuestra mente y si uno no confía en lo que puede lograr, y en lo que Dios puede llegar a hacer a través de uno, sería muy difícil avanzar.

Marianela Schneider durante la apertura del local en Charata. Foto: ABBA.

– ¿Cómo fue el renacer del negocio?

– Ya para diciembre de 2021 nos prestaron un local ubicado en pleno centro de Charata, con la condición de poder utilizarlo hasta que lo alquilen. Allí hacíamos la entrega de los pedidos que captábamos por las redes sociales.

Nos dimos cuenta que sin tener mucha mercadería, ya que traíamos por pedido, y sin contar con un local ‘bien puesto’ la gente se interesó mucho en nuestra propuesta, pese a tener horarios reducidos ya que acordábamos para hacer la entrega a las clientas. Aún así la gente pasaba al local, quería saber más y eso nos hizo darnos cuenta que podíamos llegar a otro público. Entonces fue que decidimos con mi esposo alquiler el local que nos habían prestado, fue un paso arriesgado en el contexto actual de la economía, pero estoy convencida que el que no arriesga no gana.

– ¿Cómo se compone actualmente su empresa?

-Actualmente somos 4 personas las que componemos ABBA (Renzo, Viky en la parte contable, Orne es nuestra CM y yo que hago un poco de todo). Estamos en plena búsqueda de personal para la venta, y por supuesto que con muchas ganas de seguir creciendo. Con el deseo de seguir creando un buen ambiente de trabajo, que es una de las cosas más importantes. Queremos lograr un lugar donde reine la paz, el compañerismo, donde cada uno sepa lo importante y fundamental que es para que ABBA siga creciendo.

Algunas de las primeras clientas en visitar el flamante local. Foto: ABBA.

– ¿Cómo se autodefinen, como emprendimiento?

– Creo que ABBA es más que un par de calzados. Empezamos de cero, y de a poco con la ayuda Dios y de nuestros clientes, ABBA pudo crecer. Tengo mucha fe de que ese crecimiento seguirá en aumento. Sin dudas el apoyo que recibimos de la gente es una de las cosas más lindas y grandes que podemos vivir, no solo de clientes, sino de toda clase de público que nos hablan a través de nuestras redes sociales con sus palabras tan lindas siempre.

– ¿Cómo utilizan las redes sociales? ¿Son solo un canal de ventas o quieren dejar sus valores en la comunidad que gestionan?

– A través de nuestras redes (y también del local) queremos trasmitir amor, fe, palabras de aliento, que cada una de nuestras clientas pueda sentirse segura de sí misma, que pueda encontrar el valor que realmente tiene. Creo que ahí está la diferencia, ese es el plus que dejamos con las personas que se acercan a nuestro negocio.

– ¿Tienen mucha competencia en el segmento?

– Sin dudas que existe mucha competencia en el rubro, pero eso no tiene que ser un limitante, ya que el sol sale para todos y uno tiene que estar seguro de lo que hace y brinda a los demás.

“Que tu fea sea más grande que tus miedos”, reza el slogan del local. Foto: ABBA.

– Si hoy tuvieran que empezar un negocio de cero… ¿Qué no harían? ¿Qué reforzarían?

– No tengo bien en claro si hay algo específicamente que diría ‘no lo haríamos’, pero si estoy convencida que es fundamental dejar de lado los miedos y las dudas. Ya sea para emprender o para cualquier área de la vida donde tengan que determinarse a tomar una decisión, fue con eso que luché durante mucho tiempo hasta que dije basta. Decidí dejar la carrera que había comenzado allá por el 2016 (con 18 años) para empezar a caminar un mundo nuevo del cual Dios me quería hacer parte.

– ¿Cómo están preparados en cuanto a educación financiera?

– Desde que comencé con el emprendimiento, como era la encargada de manejar las redes, me acerqué a ver diferentes videos y tutoriales de emprendedores que mostraban en YouTube. Ahí fui aprendiendo distintas nociones acerca del marketing, mejorar las ventas, fotoproducto y vender por redes.

Luego empecé a hacer algunos cursos online. También empecé la Licenciatura en Administración de Empresas, que es donde creo que va lo mío. Lo veo como una inversión también para ABBA.

– ¿Cómo financian su negocio?

– En nuestro caso todo lo hicimos con capital propio. Siempre tuve la idea de ahorrar e invertir la plata que me ganaba. Esa característica me ayudó a emprender, porque creo que el dinero no puede estar quieto, hay que generar otras cosas. Todo esto tiene mucho que ver con las personas a las que sigo y escucho, que dan consejos financieros en las redes.

“ABBA es más que un par de zapatos”, asegura Marianela Schneider. Foto: ABBA.

– ¿Creés que para un emprendedor es importantes sumar bibliografía y pensadores?

– Es muy importante por quiénes nos dejamos influir, a quiénes miramos y escuchamos, esto va de la mano con el hecho de no perder tiempo. Siempre que puedo trato de aprender este tipo de consejos de los especialistas, a los cuales tenemos acceso mediante las redes sociales.

Otra de las cosas que hago habitualmente es leer libros sobre emprendedurismo, marketing y administración. Uno de los autores que más me aportaron fue Bernardo Stamateas, que habla de los miedos, de las dudas, de atrevernos a hacer lo que soñamos.

– Por último… ¿Qué le podés decir a las personas que tienen ganas de emprender, pero hasta ahora no se animaron a hacerlo?

– Hagas lo que hagas que sea con un propósito, con una identidad, con los valores que te caractericen, sin compararte con nadie. Si te digo que es fácil, te miento, pero si no tenemos miedo es porque no estamos haciendo nada interesante con nuestra vida. Y, por último, no desperdicies el tiempo, una vez que entendemos que literalmente vale oro entendimos TODO. Nunca es tarde para comenzar algo nuevo, pero creme que la juventud es una de las mejores etapas para exprimir nuestros talentos y capacidades.

Por Marcelo López.

Inversor Digital

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